Aitana Sánchez-Gijón lleva exactamente dos tercios de su vida dando vida a personajes de ficción; nació hace 48 años en Roma y debutó con 16 en la teleserie "Segunda enseñanza", de Pedro Masó. Y pese a tan densa trayectoria artística nunca había protagonizado un monólogo teatral, ese género que expone a los actores como ningún otro al escrutinio del público y de la crítica. Alguna vez tenía que ser la primera y a ella le ha llegado de la mano de Medea, el prototipo de mujer despechada que ansía venganza. Esa es la obra clásica con la que llega mañana, sábado (20.30 horas), al Niemeyer; las entradas ya están agotadas y el primer ladrillo del éxito de la función, colocado por tanto en su sitio. En paralelo a Medea, Sánchez-Gijón interpreta a doña Blanca en la teleserie "Velvet". El curriculum de la actriz incluye más de 40 películas, una veintena de montajes teatrales -uno de los últimos "Los cuentos de la peste" con el Nobel Mario Vargas Llosa- y 13 proyectos televisivos de los que en Asturias es especialmente recordado "La Regenta", donde dio vida a Ana Ozores. De su paso por la presidencia de la Academia del Cine, como se verá en esta entrevista, tiene pocas ganas de hablar."La bajada del IVA para el teatro llega tarde, ¿qué hay del daño causado?"

- Una silla por todo decorado y una historia desgarradora que contar; ¿se le hace muy grande el escenario cuando encarna a Medea?

-Siempre rehuí el tema de los monólogos teatrales por lo que tienen de reto y la responsabilidad que entrañan y resulta que ahora acabé protagonizando uno casi sin darme cuenta. En la "Medea" previa a esta producción, la que giró en 2015 también con Andrés Lima como director, estaba más arropada por otros actores, más sustentada por la puesta en escena. Ahora, en efecto, estoy yo sola sobre el escenario, salvo una silla y un botellín de agua. El vértigo, como sospechaba , es grande y el trabajo que exige un monólogo de estas características, duro. Al menos me siento más acogida en espacios pequeños como este del Niemeyer donde actuaré el sábado, porque al ser un espacio reducido es una experiencia más íntima con los espectadores; su proximidad evita la sensación de desnudez que se produce en teatros de otras características.

- ¿Qué ritual sigue en los minutos previos a la función, cuando se pone la piel de Medea?

-Recorro imaginariamente la función con ayuda del técnico, me concentro y trato de entrar en situación, hago media hora de calentamiento físico... estiramientos y tal, ya sabe. Aunque pueda no parecerlo, el teatro es físicamente exigente.

- ¿Qué emociones percibe del público desde el escenario según pasan los minutos?

-Siento un gran silencio, una atención profunda, algún suspiro esporádico, sollozos... En una de las últimas representaciones, en el País Vasco, oí a una mujer suspirar y a continuación exclamar: "¡Ay, dios!" Tal es la carga dramática que tiene la historia de Medea.

- La habitual escasez de aditivos escénicos del teatro clásico griego -vestuario espartano, puestas en escena austeras... - va al pelo para potenciar la capacidad de interpretación, pero en un caso como el suyo, una mujer considerada icono sexual, resta lucimiento físico, ¿eso es un problema?

-Bueno, no se puede decir que en "Medea" no haya carne; en la obra previa acababa en bragas y sujetador y embadurnada de barro, y en esta versión llevo un sencillo vestido negro. Pero es que Medea, precisamente, es una mujer que tiene una tremenda potencia sexual, una desbordante fuerza amatoria por su hombre, Jasón, al que ayuda a convertirse en héroe nacional. Esa bola de fuego incontenible se vuelve después destructiva cuando a Medea todo se le vuelve en contra, y es cuando arrasa con todo. Medea es uno de los seres más potentes de la literatura pues encarna tanto el poder creador como el destructor.

- ¿Tenía ideas preconcebidas sobre Medea antes de interpretarla que ahora que la conoce mejor han cambiado?

-Pienso que nadie cabalmente puede llegar a entender que alguien mate a sus hijos, pero cuando te toca interpretar al personaje y tratar de que el público marche conmovido hay que encontrar el epicentro de ese dolor para sacarlo a la luz. Con esto quiero decir que he buceado en las razones de esa aparente sinrazón y eso me llevó a reflexionar sobre el hecho de que todos, supongo, alguna vez hemos sentido la herida del esgarro, del desamor, de la humillación... Así sea solo por eso hay que revisar de vez en cuando los grandes clásicos.

- Medea es un personaje de ficción, pero raro es el mes que no sabemos de dramas reales de la misma o mayor magnitud que la que narra la obra, eso sí generalmente con hombres cegados por la venganza hacia sus parejas como protagonistas que hacen víctimas de su cólera a los niños. ¿Será que la maldad no es cuestión de sexos?

-Será que vivimos en una sociedad con una concepción del amor totalmente equivocada, en nuestro caso favorecida por criterios patriarcales que llevan al hombre a considerar a las mujeres como su posesión y un sentimiento de arrogancia que, como le pasa a Medea, lleva a exclamar eso de ¡pero cómo se atreve a hacerme esto a mí!

- Antes que usted fueron Medea Nuria Espert o Margarita Xirgu, entre otras actrices de campanillas, ¿las comparaciones son odiosas?

-Más que compararme prefiero sentirme eslabón de una cadena; desde hace dos mil años, muchas mujeres han dado vida a Medea. Me siento una oficiante más de esta liturgia, bruja de una tribu que defiende con orgullo un personaje atemporal.

- Por cierto, ¿ha tenido ocasión de hablar personalmente con Nuria Espert del papel, de lo que supone poner en escena a Medea?

-En efecto, Nuria vino a verme en cierta ocasión y posteriormente hubo un coloquio donde dijo palabras hermosísimas. Ella creo que lleva siete montajes de Medea; yo que siempre preferí guardar los personajes y no volver a desempolvarlos o hacerles el duelo pertinente cuando se pone fin a las obras, en esta ocasión me sentí muy identificada con Espert y algo que ella comenta sobre Medea: la necesidad de mantenerla viva, de seguir llevándola a escena.

- Ya imagino que en público Nuria Espert dijo maravillas de su interpretación, pero ¿qué le dijo cuando se vieron a solas, de actriz a actriz?

-No entremos en detalles, ya le digo que fue especialmente generosa.

- ¿Hablan mucho los actores entre sí?, ¿cómo están el índice de compañerismo en la profesión?

-Claro que hablamos, somos una tribu en la que cada cual necesita de los demás miembros. Cuando estás en el escenario te hacen falta los ojos del otro para hacer el papel y cuanto mejor está tu partenaire, más fácil resulta tu trabajo. En teatro, la energía del conjunto va a favor de obra; supongo que es algo parecido a lo que pasa en los equipos de fútbol.

- Hacia donde sí que suelen hablar muchos actores es de puertas afuera: de política, de derechos sociales, hasta de Donald Trump? ¿Qué necesidad hay?

-Es una cuestión de ejercicio del derecho ciudadano de libertad de opinión, con la ventaja, además, de que por nuestras circunstancias van a prestarnos más atención. ¿Por qué no vamos a apoyar causas que creemos justas? Esto es algo que se ve con gran naturalidad en países como Estados Unidos y que, incomprensiblemente, en España aún parece ser un estigma.

- Puestos a hablar, ¿qué opina del doble rasero aplicado en la reducción del tipo de IVA del teatro y el cine?

-Lo están vendiendo como un regalo pero llega tarde. Nadie parece reparar en el mucho daño que hizo la subida del tipo y tampoco es para celebrar mucho el haber bajado el tipo al 10% cuando inicialmente era del 8%. Y respecto a la discriminación hacia el cine, pues ¿qué le voy a decir? Hasta el porno tiene un régimen fiscal más favorable.

- ¿Cree que si volviera a presidir la Academia del Cine se encontraría con problemas que en su día no pudo solucionar o reivindicaciones que siguen sin atender?

-Siempre hay temas pendientes cuya resolución no depende tanto de la acción de la Academia como de decisiones políticas, pero como usted sabe ya estoy retirada de esa responsabilidad y ahora son otros los que la tienen.

- Si Medea la deja ir de vacaciones, ¿cuál sería un buen plan?

-¡A usted se lo voy a contar! A algún donde poder perderme y pasar desapercibida.

- Tengo entendido que frecuenta el Sur...

-Me gusta el calorcito.

- Iba a aconsejarle Asturias, donde últimamente proliferan las grabaciones cinematográficas y televisivas; ¿usted tan bien le ve a esta tierra potencial como plató?

-No me extraña eso que dice, aquí hay un maravilloso paisaje.

- ¿Ha visto la que se ha montado con la presunta separación de su compañera de reparto en "Velvet" Paula Echevarría?

-Creo que es hora de acabar la entrevista.