Dicen quienes saben de moda que Japón es hoy en día el lugar del mundo donde mejor se expresa la libertad estética a la hora de vestirse. Las calles de las principales ciudades niponas se han convertido en un auténtico espectáculo donde la palabra "convencional" apenas encuentra acomodo.
Y algo debe haber de cierto en todo esto cuando las principales firmas mundiales de alta costura ponen sus ojos en el país del Sol Naciente para diseñar sus nuevas propuestas. Ahora el toca el turno a la francesa Dior, cuya última colección cápsula es toda una oda a los cerezos en flor (el árbol nacional japonés) y a los detalles refinados de la cultura de tan lejanas tierras.
Loic Bizel, el famoso "cazatendencias" francés, ya advirtió hace tiempo que las tendencias nacían en Japón y que conocer de antemano lo que está teniendo éxito en Tokio anticipa lo que se pondrán los europeos en unos meses.
María Grazia Chiuri, la directora creativa de Dior, ha decidido probar suerte y recorrer el camino inverso, llevando a Japón una colección realizada en Europa. El plan no es casual. Coincide con la apertura de la nueva tienda Dior en Tokio. Tampoco es la primera vez que la "maison" parisina se traslada a tierras niponas. En 1953 el propio fundador de la marca ya dedicó varios vestidos a Japón.
La exquisita feminidad japonesa está presente en la colección. Los delicados aparecen cerezos estampados en vestidos, bolsos e incluso botas que entran en contraste total con toques militares, reforzados con el empleo del cuero.
Algunos de los trajes recuerdan a los kimonos. Los bajos de faldas y abrigos se rematan con flecos cuidadosamente deshilachados, de esos que tienen pinta de no deshacerse y perder el apresto a la primera de cambio.
Los complementos también cobran una dimensión especial. Destacan los zapatos, con puntera afilada y delicadas cintas. Los peinados también se llenan de flores y detalles. Como curiosidad cabe destacar que en el desfile apenas se vieron modelos rubias. Esencia oriental en estado puro.
