La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Mateu Casañas

"No creo que los robots puedan cocinar como los humanos"

"El Bulli nos enseñó a abrir la mente, todo está por explorar"

Mateu Casañas. JOAN VALERA

"El Bulli nos enseñó a abrir la mente y a entender que no hay límites, que todo está por explorar"., dice Mateu Casañas. Con sus compañeros y también chefs Oriol Castro y Eduard Xatruch, Casañas coincidió en El Bulli y crearon después Compartir, en Cadaqués. Más adelante abrieron Disfrutar, en Barcelona, que cuenta ya con una estrella Michelin. Ahora cuentan su experiencia en el libro "Compartir Restaurante", donde junto a sus compañeros, y además del recetario que incluye, hace un balande de los primeros cinco años en Cadaqués.

- ¿Qué era El Bulli?

-Era un sueño que empezó de manera muy modesta y que por circunstancias de la vida se fue convirtiendo en una cosa muy potente. Era un lugar donde el trabajo en equipo era básico. Acabó siendo casi una fábrica donde se creaba una manera de pensar y de actuar.

- ¿Qué aprendía allá un joven cocinero?

-Sobre todo a abrir la mente y a entender que no hay límites, que todo está por explorar.

- ¿No es pasarse un poco, querer estirarlo con el Bullifoundation?

-Creo que no. El Bulli como restaurante tuvo una vida, y después se decidió convertirlo en una cosa que explicara qué pasó y de qué manera. Es importante dejar documentado el porqué de la revolución gastronómica.

- Tengo entendido que el Compartir se llama así porque se comparten los platos. ¿Así nos sale más barato?

-Je, je, no va por ahí la cosa. Si compartes, disfrutas de una experiencia mucho más completa. Al comer todos de un mismo plato en medio de la mesa, podremos hablar todos de lo mismo.

- Y además tiene connotaciones religiosas, Jesús compartió pan y vino en la última cena.

-Tampoco es esto lo que nos inspiró (ríe). Fue el piscolabis tradicional que todos hemos hecho en casa, compartiendo ensaladas, pasta, entremeses, etcétera. Y después un plato principal, que también se puede compartir.

- Una pregunta personal: ¿usted lo comparte todo, en la vida?

-Casi todo (ríe).

- Qué es lo que no comparte?

-Ostras! (piensa). Aquellos momentos de silencio y de paz que te da la vida.

- ¿No sería cosa de compartir toda la comida que hay en el mundo?

-Eso es evidente. Es una idea que seguramente a todo el mundo, cocineros y no cocineros, le gustaría que se hiciera. No puede ser que haya gente que tenga problemas para comer, para vivir o simplemente para existir. No es una tarea fácil, lo cual no quiere decir que podamos escondernos, todo el mundo debería poner su granito de arena.

- ¿No tiene cargo de conciencia haciendo menús exquisitos, sabiendo que hay gente que no puede comer?

-También se lo podríamos preguntar a un arquitecto que construye pisos lujosos, cuando hay gente que no tiene un techo. Y a la mayoría de oficios y profesiones. Cada cual tiene que hacer lo que pueda en cada momento para combatir esta situación.

- Acaba de finalizar un congreso de robótica en Barcelona. Falta mucho porque haya robots cocineros?

-Una cosa es preparar la comida, y otra cocinar como lo entendemos nosotros. No creo que los robots puedan hacerlo, no creo que sean capaces de transmitir sensaciones a los humanos con la comida.

Compartir el artículo

stats