A un emperador inestable emocionalmente y excéntrico se le debe que hoy en día se pueda gozar de las obras de un pintor más excéntrico y especial si cabe que su mecenas. El primero es el austriaco Rodolfo II; el segundo, el italiano Giuseppe Arcimboldo. Ambos coincidieron en la Praga de finales del siglo XVI, donde el nieto de Carlos V y sobrino de Felipe II (Rodolfo tenía el castellano como su lengua materna) estableció su corte al convertirse en Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Allí, cuestiones de estado aparte, dio rienda suelta a sus aficiones: las artes, la astronomía y la alquimia principalmente. Gracias a la primera se asentó el milanés Arcimboldo en la bella capital de Bohemia (había llegado antes de la mano del padre de Rodolfo, el emperador Maximiliano II) y alumbró libremente sus peculiares pinturas: las llamadas "teste composte" o cabezas compuestas. Son mundialmente conocidas: retratos hechos a bases de frutas, flores, animales y hortalizas, cuidadosamente situados para acabar conformado un rostro humano. El emperador no se quedó sin su retrato: el pintor lo inmortalizó caracterizado del dios romano Vertumno. Esta obra se guarda en Suecia, en el Skokloster. Y es que una de las características de la obra de Arcimboldo es que muerto Rodolfo y tras el estallido de la Guerra de los Treinta Años, se saqueó el castillo de Praga y sus creaciones acabaron repartidas por medio mundo.

Por eso la exposición recién inaugurada en el Museo de Bellas Artes de Bilbao es sumamente interesante y pionera en España en dedicarse al artista italiano. En Bilbao no es que se reúnan muchas obras de Arcimboldo, pero sí han hecho un gran esfuerzo para acompañar "La primavera" (única pieza suya en una colección española pública, la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando) de otras dos: "Flora" y "Flora meretrix", de colecciones privadas en territorio patrio. En torno a estos tres óleos se han reunido otras pinturas de la época y documentación con el fin de explicar la obra del artista italiano, enmarcado dentro del manierismo.

"Las floras y la primavera", título de la muestra, es la protagonista del otoño-invierno en la pinacoteca bilbaína, que mantendrá abierta la exposición hasta el 5 de febrero.