La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Bigotes a la inglesa

La barba poblada de los últimos tiempos deja paso al mostacho perfecto que ya luce Pierre Casiraghi

Pierre Casiraghi. / lne

Quienes se apuntaron a la barbita poblada, el pelo largo y a ese look mezcla de marinero de Marsella y veraneante en Biarritz deben saber que ya no están a la moda, al menos a la última. Lo que de verdad se lleva ahora es el auténtico bigote inglés, sin llegar a los extremos de Salvador Dalí, pero con un ligero toque dramático que deje claro que ahí va un hombre de criterio y personalidad.

Como muestra tenemos a Pierre Casiraghi, el segundo hijo de la princesa Carolina de Mónaco, casado con la periodista italiana Beatrice Borromeo, ejemplo perfecto de dandi del siglo XXI, que se ha apuntado a la moda de lucir bigote.

El hijo de Carolina y de Stéfano Casiraghi, a sus 30 años, ha aparcado su aspecto más aniñado e imberbe para lucir con orgullo un poblado mostacho estilo inglés, que le concede una apariencia sofisticada y que, todo sea dicho, le sienta de maravilla.

La barba es opcional, pero si se lleva tendrá que estar bien recortada, que nunca parezca desaliñada ni "hipster".

El truco para conseguir ese bigote perfecto, que incluso es objeto de concursos en diversos clubes de bigotes repartidos por Inglaterra, es dejarlo crecer para que sea largo en los extremos y se le pueda dar forma. Basta con calentar cera entre los dedos, curvar los extremos ligeramente hacia arriba, aplicar y modelar.

La cera suave de Macho Beard Company sigue siendo uno de los productos estrella en el tocador de estos nuevos "gentleman". Tiene hasta un componente activo que neutraliza los olores y suaviza el pelo.

El bigote ha sido considerado a lo largo de la historia símbolo de hombría, clase y autoridad. No es casual que los ejércitos de numerosas naciones a lo largo de los años usasen el bigote para distinguir el rango de los soldados, siendo más fino en los soldados rasos y más poblado en los oficiales de alta graduación o veteranos.

En los años sesenta, los bigotes se volvieron más frondosos y conectaban con las patillas y la barba, dejando gran parte de la cara cubierta de pelo.

Compartir el artículo

stats