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El buen roscón: irregular y que dure dos días

El pastelero Jonathan González, de Busto (Valdés), enseña algunos trucos

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Así se elabora el roscón de Reyes en Busto

Llega el fin de las fiestas navideñas y, por si no hubiera habido suficientes excesos a la mesa en la Nochebuena, Nochevieja y demás citas festivas, en España el día de Reyes, el que cierra las celebraciones, es casi obligatorio celebrarlo comiéndose un roscón. La oferta es amplia y variada, y hacerse con un dulce está hoy al alcance de todos, pues los venden hasta en las gasolineras. Ahora bien, no siempre pagar más es sinónimo de mejor calidad, ni un aspecto bonito e impecable significa que nos llevamos a casa el mejor roscón de Reyes. Para evitar quedar mal con la familia, que nos den gato por liebre o llevarse un disgusto al desayuno o la merienda porque el bocado no es tan exquisito como esperábamos, LA NUEVA ESPAÑA ha elaborado una lista con consejos para elegir bien.

El pastelero Jonathan González, 30 años y una larga experiencia entre obradores y algunos de los restaurantes más afamados (como Casa Gerardo, en Prendes), es el encargado de guiar la compra.

Lleva con orgullo haber aprendido con uno de los mejores reposteros de España, Julio Blanco, de Pomme Sucre (Gijón), y presume de hacer lo que le apasiona en el lugar que quiere: su pueblo, Busto, en Valdés. Allí abrió hace cinco años (en febrero celebra el aniversario) un obrador en la casa familiar. Al frente de un equipo de tres personas, Jonathan González tiene claro que si un día regresó a casa fue para quedarse. "El que quiera mis pasteles, tiene que venir a comprar a Busto", sentencia una y otra vez ante las muchas ofertas que le llueven de llevar su marca a las grandes ciudades.

No le va mal: a su bonita pastelería peregrinan personas de toda Asturias e incluso de fuera de la región. Estos días duerme poco y trabaja mucho para satisfacer los encargos de roscones: ayer a la mañana empezaron a salir los primeros del horno valdesano.

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