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Un camino entre pucheros

Mari Tere cocina en Posada

Callos, fabada y cordero son algunas especialidades de la sidrería MMM, uno de los establecimientos más antiguos de la localidad llanisca

Mari Tere cocina en Posada

Llanes es un concejo que cuanto más se disfruta más ganas dan de volver una y otra vez. Llegado el buen tiempo, es un auténtico placer recorrer sus pueblos y caleyas y perderse por ese paisaje que enamora de inmediato. Entre alguno de esos lugares que invitan a detener el paso está Posada, en la parte occidental del concejo y a unos 8 kilómetros de Llanes capital.

En una de las vías centrales de Posada se encuentra el bar sidrería MMM, uno de los locales más antiguos de la localidad, pues hay otro con más años de apertura, y que tiene fama por sus callos y su fabada tal y como recuerda quien bien la cocina, Mari Tere Gutiérrez Herrero. Ella, junto a su marido, Javier Rosete Blanco, regenta este barín sencillo de pueblo de toda la vida, auténtico en lo que ofrece, y donde llaman la atención decorando sus paredes algunos cuadros hechos a punto de cruz con temática asturiana realizados por la propia Mari Tere.

La historia de la sidrería y de su nombre no deja de ser curiosa. Recuerda Javier Rosete que "el local tuvo varios propietarios. El primero fue el bar Felipe, que lo llevó un matrimonio muchos años, y luego estuvieron La Meredal, El Mazucu y El Manoli. Por eso nosotros, en recuerdo a los tres anteriores, lo llamamos MMM", dice este hombre que, junto a su mujer, ha ido creando una clientela fiel desde los nueve años que llevan al frente del mismo.

En su menú semanal a 10 euros dan a elegir entre tres primeros y dos segundos, donde el comensal se puede encontrar, por ejemplo, fabada, arroz con calamares, patatas guisadas, fideos con mariscu, carne guisada, bocartes, truchas y un filete con patatas, por citar algunos platos. Todos los viernes hay cocido de garbanzos. En fin de semana, por ser un poco más especial, el menú es a doce euros. El sábado se oferta, por ejemplo, sopa de pescado o verdinas con marisco y de segundo cordero guisado o lenguado relleno, mientras que el domingo se puede elegir entre paella de carne o de marisco, sopa de pescado o ensaladilla rusa y entrecot o cachopo de merluza. En verano también hay rollo de bonito. En postres, tarta de queso y de avellana.

En la carta los callos de Mari Tere son los más demandados y los pueden comer todo el año, no sólo en temporada. También tienen sus seguidores los chipirones a la plancha, el pollo a la plancha; sus diferentes croquetas, como las de jamón, cabrales, chipirones o las tigres; el salteado de carnes, el cachopo tradicional, las zamburiñas o los fritos de bacalao. No faltan sus platos combinados astures, como el de tortos con picadillo y huevos; chorizo, patatas y huevos o el de huevo, filete y pimientos. También hay tablas de embutidos, así como de quesos de la zona. El local, al borde de la carretera, no cuenta con aparcamiento propio. En fin de semana conviene reservar en el 985407826.

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