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Espíritu ecuestre

En la colección resort de Dior conviven estampados campestres, encajes de Chantilly, bordados y cuero

Encajes de Chantilly en blusas que acompañan a faldas largas y vaporosas ajustadas con cinturones anchos de cuero invadidos por hebillas; estampados campestres toile de jouy, bordados artesanales y todo tipo de sombreros, bolsos y joyas que mezclan la vida de los ranchos mexicanos con el ambiente de los hipódromos franceses. Son sólo algunas de las líneas maestras de la nueva colección Crucero de Dior, comandada por María Grazia Chiuri, que se presentó en el Domaine de Chantilly con lluvia y aplausos sin fin.

Como suele ser habitual en la firma francesa, a la puesta en escena no le faltó detalle. En el coso de albero, de claras reminiscencias españolas, había caballos de raza árabe y muchas modelos con trajes en blanco y negro, la combinación que reina sin rival, al lado de botas de media caña; faldas midi combinadas con camisas masculinas y corbatas, y cuerpos ajustados, siempre con las cinturas bien marcadas.

En las propuestas no faltan vestidos de aires románticos, plagados de tul y detalles bohemios, también en el blanco y negro que tanto le gusta a María Grazia Chiuri. Ese lado bohemio también aparece en capas, ponchos, faldas y blusas que rebosan detalles de borlas y flecos.

Los pliegues de las faldas son una reminiscencia del modelo Drags, el mítico vestido de tarde de alta costura diseñado por Christian Dior para la colección primavera-verano de 1948. La colección también hace guiños a "La casa de los espíritus", la novela que consagró a la escritora chilena Isabel Allende, muy ligada a París.

El cuero aparece donde menos se le espera: en faldas plisadas y troqueladas, chaquetas entalladas y cinturones. Los cuerpos de encaje ponen el contraste a estos materiales poderosos. Los sombreros de paja con ala ancha, realizados por Stephen Jones, marcarán tendencia en los próximos meses, junto con los trajes de pantalón de tela de gabardina, con chaquetas pegadas al cuerpo como auténticas lapas.

En definitiva, Dior se reviste de femineidad absoluta y rescata tradiciones, entre las que nunca faltan los buenos algodones franceses y los trabajos artesanales, santo y seña de la maison.

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