Las dos primeras décadas del siglo XX no sólo fueron decisivas para Europa (la caída de los imperios austrohúngaro y de los zares, la primera guerra mundial, la revolución rusa...), sino también para los artistas que desarrollaron su obra en una época sin duda convulsa. En el Museo Guggenheim de Bilbao han acotado de 1911 a 1919 para analizar la creación del pintor judío Marc Chagall en todo este tiempo en el que vivió en el París de las vanguardias, de Picasso y de los Delaunay, y su aldea natal, Vitebsk (Rusia), a la que regresó con la idea de un viaje fugaz pero quedó "atrapado" al estallar la guerra.
Son para la pinacoteca bilbaína "Los años decisivos" de un pintor de culto, con una ingente producción de la que, para la citada muestra, se han elegido aquellas obras en las que mezcla "las reminiscencias del arte popular ruso y de su cultura con los experimentos estilísticos más avanzados" que encuentra en la capital francesa.
En total, 80 pinturas que nutren una exposición montada en colaboración con el Kunstmuseum de Basilea (Suiza) y que se puede visitar hasta el 2 de septiembre, una vez se inaugure hoy mismo al público. Hay todo un verano por delante para destinar unas cuentas horas a disfrutar de la producción de Chagall, que vivió casi un siglo (murió en su retiro del coqueto Saint-Paul de Vence, en el sur francés, en 1985 con 97 años), algo que le permitió coquetear y experimentar con las múltiples corrientes artísticas que alumbró el siglo XX -sin casarse con ninguna, destacan los especialistas-.
La muestra del Guggenheim acerca, además, la obra de un pintor que si bien figura entre los más populares y famosos de la historia reciente no ha tenido gran presencia en España, donde llegó a veranear, en Tossa de Mar, en la década de los 30. Una recomendación: hacerse con el catálogo de "Los años decisivos", con destacadas ilustraciones y ensayos de grandes expertos en Chagall. Cuesta 49 euros.
