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Un camino entre pucheros

Cocina con toque personal

La tortilla de fabada es una de las especialidades de Maite Rodríguez en los fogones de Los Nogales en Caño (Cangas de Onís)

Tortilla de fabada y salteado de lomo al ajillo. ANA PAZ PAREDES

Las hortensias de una parte de la terraza del bar sidrería Los Nogales en la localidad de Caño (Cangas de Onís) están espectaculares. Es uno de los rincones con encanto de este local, que su propietaria, Maite Rodríguez Pando, abre durante los meses de verano. Un poco más adelante, otras mesas ubicadas sobre un trozo de prao, así como el interior del local, abierto y diáfano, invitan a quedarse y probar lo que elabora en su cocina. "Yo empecé en esto muy joven, siempre me gustó este oficio. Comencé con mi padre, que abrió aquí un barín y puso una bolera. Poco a poco se puso una terracina y fuimos metiendo alguna tapa que otra", recuerda ella, que durante algunos años trabajó en hostelería en otros locales, tanto en el comedor como en la cocina.

"Cuando mi padre falleció, la bolera se deshizo y el bar cerró. Yo volví a reabrirlo en 2006, y aquí sigo, con la misma ilusión del primer día. El local lo rehabilitamos y redecoramos con objetos cotidianos y también fotos en las que está mi padre, Baltasar", señala Maite, que afirma que de cocina "aprendí mucho con mi madre, Angelita, y también con Álvaro, que trabajó conmigo aquí en la primera fase. Luego está claro que también vas aprendiendo y evolucionando con los años", matiza.

Los Nogales abre sólo en los meses de verano. En junio, los fines de semana y en julio, agosto y septiembre, todos los días. Explica que allí no hay camareros para servir las mesas y, tal como reza un cartel en exterior, hay que pedir y recoger la comida en la barra. "La gente tiene que pedir lo que quiere en la barra. En estas fechas hay una chica que toma nota, pone los manteles y las bebidas, y luego recoge y limpia las mesas, pero es el cliente el que tiene que pasar a buscar los platos una vez elaborados".

No hay menú, pero cuenta con una variada carta de picoteo. Los amantes de la fabada asturiana pueden comerla aquí cocinada en fuego de leña. Eso sí, los que gustan de experimentar platos menos conocidos no pueden dejar de probar su tortilla de fabada, que prepara siguiendo la receta de su madre.

Otras especialidades de la casa son el revuelto de emberzáu o bien el de oricios, los cachopos, el entrecot de ternera a la plancha, el lomo al ajillo con patatinas y pimientos, las croquetas caseras de jamón o de bacón y orégano, la sartén de picadillo, escalopines de ternera con salsa cabrales, cinta de lomo a la plancha con huevos y patatas, tres variedades de ensaladas o bien una tabla de quesos asturianos. Entre los postres caseros, citar el flan de huevo y el requesón con miel. En cuanto al café, es de pota.

Con buen tiempo es una gozada comer en su terraza. En Los Nogales la cocina está abierta todo el día. "Aquí no dejamos sin comer a nadie, como si llegan a las cinco de la tarde. Otra cosa es que a esas horas, y dadas las fechas, igual ya no haya platos de la carta, pero un par de huevos fritos, chorizo y patatas no le faltan a nadie", dice Maite. Quien quiera reservar puede hacerlo llamando al 687548357.

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