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Sevilla agota el Año Murillo

Cuadros en la muestra sevillana. M.J.I.

M. J. IGLESIAS

Ante el Museo de Bellas Artes de Sevilla -"El Museo" para los de la ciudad- una estatua recuerda al pintor Bartolomé Esteban Murillo. Una réplica de la misma escultura está delante del Museo del Prado. Así que queda claro que Murillo no es uno más, se trata del artista que plasmó el alma popular y religiosa de la Sevilla barroca, y que ahora se acerca al final de las conmemoraciones del cuarto centenario de su nacimiento. Aparte de disfrutar de la programación oficial, repleta de conciertos y exhibiciones es el momento de enfilar los pasos hacia el barrio de Santa Cruz e ir tras las huellas del artista hasta la iglesia de Santa María la Blanca o de las Nieves, sede de la Hermandad del Rosario, una antigua sinagoga en la que Murillo dejó su huella. La iglesia de los Capuchinos y la de San Francisco son otras paradas ineludibles de un recorrido que debe terminar en la Catedral para visitar la muestra "Murillo en la Catedral de Sevilla. La Mirada de la santidad". Es la actividad más visitada con más de 1,2 millones de espectadores, en gran medida gracias a los japoneses, ingleses y americanos que nutren las salas. A partir de este mes se representan "Los romances de las niñas de Murillo", una obra de teatro sobre la vida del pintor que une música y guitarras del siglo XVII. El ciclo La Europa del Murillo, en el Espacio Turina, presume de reunir las mejores piezas de música barroca de Europa.

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