La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Un camino entre pucheros

Una de callos en Cuturrasu

El Rincón de Noelia sorprende tanto por la moderna y cálida decoración como por los platos tradicionales que allí se sirven

Callos, una de las especialidades de la cocina de El Rincón de Noelia.

Cada cual elige cómo terminar el año gastronómico, y, si se es fiel a la tradición más asturiana, ¿por qué no empezar a despedir ya 2018 con unos tentadores callos acompañados de buen pan de pueblo, de esos de corteza gruesa y miga compacta, y vino o sidra de la tierrina? Una opción tan buena como cualquier otra. Eso pensará a buen seguro parte de la clientela que acude al bar de Cuturrasu, pueblín de la parroquia de Lada, en Langreo, y con unas vistas impresionantes de todo el entorno.

Allí, al frente de un local singular, decorado con una calidez y personalidad que sorprende al abrir esa vieja puerta rehabilitada, está Noelia Álvarez García. Recuerda ella que sus padres siempre tuvieron bar en Langreo, el más conocido La Palmera, y que desde pequeñina ya se crió en ambiente hostelero. De hecho siempre quiso hacer a lo que hoy se dedica: regentar un restaurante de pueblo. El de Cuturrasu lo abrió en noviembre de 2016. "Yo venía por aquí con mi marido, que cría caballos en esta zona, y ya me gustaba. Cuando dejaron el negocio, yo lo cogí en alquiler y lo remocé entero. Lo he puesto a mi gusto, tiene mi toque personal", dice con una amplia sonrisa tras recordar que, antes de ponerse al timón de su local, ya había realizado varios cursos de hostelería.

En la cocina quien manda con tradicional sabiduría de muchos años ante los fogones es Isabel Blanca García González, su tía y madrina, buena conocedora de la cocina asturiana, algo de lo que dan fe quienes allí comen. Noelia, por su parte, recuerda a los suyos con agradecida constancia: "Yo soy de la familia Machacón. Mi güelito era muy querido aquí, fue un conocido tamboritero. Luego está la familia de mi marido, los Ropío, con una enorme tradición en la elaboración de callos, algo en la que tuvieron a la mejor maestra, la güelita Emilia". No es de extrañar, por lo tanto, que uno de sus platos estrella sean los callos. Ahora bien, allí se sirve un menú semanal por doce euros con sopina de curruscos, fabada o pote, a veces lentejas, arroces variados, y luego pitu caleya, ternera guisada o fritos de merluza, además de los postres. En fin de semana es a 15 euros porque se incorpora el cordero al horno, patatas rellenas de picadillo, repollo relleno de carne o bacalao con pisto. Eso lo va variando. Los postres también son caseros. Triunfan la tarta milhojas, los frixuelos, la de queso y la de mandarina.

También tienen carta para los que prefieran probar otros platos. Además de los callos, en ella están también los tortos con picadillo y huevo o bien con queso, matachana y cebolla caramelizada; croquetas de cecina con queso de cabra, el plato de la abuela, picadillo con patatas, ensalada de ventresca, pitu caleya, cachopo, jamón asado o escalopines. Por encargo hacen patatas rellenas y cebollas rellenas, además de cochinillo al horno.

Cierra los lunes por descanso, excepto el próximo 31, que abre de forma excepcional por las fechas navideñas, cerrando, por descanso, el martes 1. En fin de semana se aconseja reservar en el 985682878.

Compartir el artículo

stats