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Emperador Valentino

La casa italiana deslumbra en París con una alta costura repleta de flores, volúmenes y volantes

Valentino sigue despertando admiración al paso de sus modelos. Así quedó de relieve en la Semana de la Alta Costura de París, donde la casa italiana dejó claro que para vestirse de noche hay pocas opciones más espectaculares que las de la etiqueta romana.

Pierpaolo Piccioli también ha dejado constancia de que es un digno sucesor del fundador de la marca, que le imprimió su sello personal. Los vestidos con volumen, los volantes, los drapeados y ese color rojo que para siempre se conoce como "rojo Valentino" son algunas de las señas de identidad de la casa, que también se caracteriza por unos espectaculares trajes de novia.

Entre las propuestas de fiesta para la próxima temporada encontramos estampados florales, satenes y sedas a todo color y plumas, una tendencia que se repite también en otras firmas.

La línea presenta pantalones palazzo y rectos; faldas midi a todo volumen y vestidos de esos que pronto se verán en las alfombras rojas de todo el mundo, la primera de ellas la de la entrega de los "Oscar". Los volúmenes, el tul y las plumas hacen que las piezas se conviertan en auténticas obras de arte, creadas a partir de patrones complejos, repletos de retazos que van encajando entre sí como en un delicado puzle cosido puntada a puntada con primor.

Entre las novedades que más llamaron la atención se encuentran las capuchas y capas que parecen sacadas de una fiesta del Renacimiento. Las flores, presentes por todas partes, aparecen tanto estampadas en las telas como tejidas y superpuestas. Valentino Clemente Ludovico Garavani empezó a interesarse por la moda mientras estaba en la escuela de Voghera, en Lombardía (Italia), cuando era aprendiz de su tía Rosa y de la diseñadora local Ernestina Salvadeo. A los 17 años se trasladó a París para proseguir su interés con la ayuda de su madre, Teresa de Biaggi, y su padre, Mauro Garavani. Allí estudió en la École des Beaux-Arts y en la Chambre Syndicale de la Couture Parisienne. Su primera oportunidad en la capital francesa fue con Jacques Fath y luego con Balenciaga. A continuación trabajó con Jean Desses.

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