A cuatro días de la Nochebuena un plan tradicional e inevitable es echar el ojo a alguno de los muchos belenes que se instalan por toda Asturias. Públicos y privados. Porque hay familias que optan por abrir las puertas de su casa para presumir del nacimiento que montan cada año con mucho cariño: es el caso, por ejemplo, de la familia Mieres-Miravalles (Calle Campomanes, 5) de Villaviciosa, que suman más de 15 años con esta tarea. Una escapada que se puede completar con la Ruta de Belenes por distintos enclaves de la Villa.
Son numerosos los que hay por Asturias, algunos, muy singulares como el de la parroquia de San Pedro, en Soto del Barco. Allí rondan ya el medio siglo con el belén de figuras de tamaño natural instalado en un lateral de la iglesia. Las seis piezas que lo componen fueron adquiridas en 1960 en un taller de Olot (Gerona). Desde entonces, el nacimiento es fiel a su cita con los sotobarquenses, que año tras año se acercan a contemplarlo. Este año, además, los voluntarios que se encargan del montaje añaden novedades para mejorarlo y dar alguna que otra sorpresa a los visitantes. El conjunto es de los pocos de Asturias a tamaño natural y se puede ver hasta mediados de enero.
En Covadonga han dado este año la campanada con su iluminación, que incluye las figuras de la Sagrada Familia completamente iluminadas cerca de la basílica, parada inevitable estos días de los peregrinos para irse con una fotografía especial. En Candás (Carreño) tienen una Ruta de Belenes (La Baragaña, Teatro Prendes, iglesia de San Félix y Les Conserveres), mientras que los vecinos de Zardaín, en Tineo, han sorprendido con su veterano nacimiento, lleno de figuras en movimiento. Solidario, porque el precio de la entrada se destina a organizaciones sociales, es el de Luarca (Valdés). Y la lista sigue... Solo hay que tomar el camino de Oriente.
