Extraño invierno el que estos días se vive en Asturias. Hay quien agradece el sol y quien, por contra, echa de menos la lluvia. Para los amantes del senderismo, del caleyeo, de disfrutar de territorios casi vírgenes en cuanto a su reseña como lugares de visita obligada, para quienes buscan naturaleza, pueblos y etnografía en su estado más puro, está el concejo de Allande, tan hermoso como desconocido. Un destino que habrán de repetir, una vez descubierto, tanto por la inmensidad de sus paisajes, como por la paz y el sosiego que transmiten. Algo así sucede cuando se realiza la ruta que marca un árbol tan emblemático y querido en Asturias como es el teixo (tejo). Es la conocida como la "ruta de los teixos", que va desde Santa Coloma a Lago, unos 15 kilómetros, en los que estos simbólicos árboles son quienes marcan la dirección y el camino.
Ahora bien, quien quiera acortar la distancia también puede desplazarse en coche hasta Valdegallía. Yendo desde Pola de Allande y dejando atrás el puerto de La Marta ha que coger la desviación a la izquierda que pone "Valdegallía, Cabral". En Valdegallía, donde se encuentra un caserío, habrá que dejar bien aparcado el vehículo, para no molestar a nadie, y empezar a caminar, a la izquierda, por el sendero que cruza delante del hórreo y la casa que se encuentran en este lugar. A partir de este momento hay que ir disfrutando de lo que el entorno ofrece. Como, por ejemplo, cruzando el arroyo de Santiellos para seguir ascendiendo hasta el collado donde se cambia de valle y descubrir, por ejemplo, un gran cortín casi a pie de camino, para proteger las colmenas del hambre del oso, conocido por el nombre de "Teniente", por pertenecer a esta familia de Santa Coloma. Ya en las Mestas, el agua fresca del arroyo de la Gorba y el sonido de su paso entre las piedras invitan a quedarse un rato más a disfrutar.
Ascendiendo poco a poco por el camino, en este tiempo con algo de barro en algún tramo, se llega hasta un bosque que en sí mismo se adivina espectacular cuando llegue la primavera por la cantidad de especies que lo pueblan: teixos, robles, hayas, ablanos, acebos y hasta un sotobosque de arándanos, por citar solo algunos de sus habitantes. Una vez dejado atrás este sitio magnífico se llega a la braña de Cabral, donde, casi a ras de suelo, se ve el tejado de pizarra de una de las cabañas, mientras que otra, en muy mal estado, es "habitada" por un espectacular teixo que da fe de los muchos años que allí lleva presente; un árbol de una belleza singular y que, a buen seguro, guarda muchos momentos de quienes se cobijaron a su sombra. De las tres cabañas que hay, dos están en mal estado y la otra mejor conservada.
La ruta recomendada hasta aquí, caminando para disfrutar del entorno, suma unos seis kilómetros, con regreso luego al punto de partida a Valdegallía por el mismo camino. Para los que quieran completar todo el recorrido, decir que se llega hasta Veigarronda y, tras cambiar de nuevo de valle, se descubre allá abajo, al fondo, la preciosa braña de Rullón, de un verde tan intenso que sorprende en estos días.
Más adelante está el aluvión de la mina La Freita y la braña de Vallinalosa, con dos cabañas bien conservadas. La minería romana está presente en la mina La Freita, donde hay un cartel informativo. Tras pasar por delante de la cueva de Xan Rata, se sigue hasta llegar a Montefurado, donde habría que incorporarse al tramo, bien señalizado, que recorren los numerosos peregrinos que, realizando el Camino Primitivo, pasan por tierras allandesas, para llegar finalmente al teixo del Lago.
Naturaleza, paz y brañas con historia en este recorrido por Allande que, a quien lo disfruta, deja siempre con ganas de más.
