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Mucho ruido y pocas luces

La jugada comercial tiene sentido. Atriz de Star Wars. Actor de Spider-Man. Secundarios de postín (Mikkelsen con piloto automático, nada que ver con “Otra ronda”). Novela de cierto culto que mezcla ingredientes de un neo-western sucio y macarra con otros de ciencia-ficción y un toque a lo Stephen King convirtiendo los pensamientos en un lenguaje reconocible (y visible). Y realizador de probada solvencia a la hora de construir vistosas escenas de acción pero bastante incapaz a la hora de tejer relaciones humanas creíbles (véase la calamitosa “Confinados”). Circuito juvenil, cortocircuito apocalíptico. Vale. Sobre el papel, interesante. En la pantalla, no. En la pantalla, un pequeño desastre. No una hecatombe porque tampoco la película se toma muy en serio a sí misma, pero nada funciona en ella, ni siquiera una Ridley y un Holland con escasa química entre ellos y con aspecto de despiste continuo. Difícil creerse nada con esas auras ridículas que representan los pensamientos. Al que las diseñó deberían levantarle un monumento al error. Chaos wallking, de gestacion más que accidentada con sucesivas reescrituras y remontajes que la dejan en los huesos, hace honor a su título, desperdicia sus posibilidades metafóricas y ofrece un banal enfrentamiento entre buenos y malos antes de concluir con un final sin tensión y sosete.

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