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El océano, el escualo y yo

Una más de tiburones asesinos. Sí, pero realizada con cierta convicción. El título no es muy relevante, ya que los escualos blancos son los que cometen más tropelías en las pantallas. Y la trama es la que es: cinco personajes en pleno océano, en una balsa de plástico, asediados por el escualo en cuestión.

¿Qué lo diferencia de la tónica general de esta variante genérica tan lucrativa? Si Spielberg impuso el plano subjetivo del tiburón subiendo hacia la superficie para morder a la inocente víctima playera, en Tiburón blanco abundan los planos inversos, imágenes cenitales de la inmensidad del océano con los humanos en la balsa y la silueta amenazante del escualo que se aproxima.

Una forma distinta, pero igual de inquietante, de mostrar el peligro.

Por lo demás, los personajes no son un dechado de virtudes dramáticas. La amenaza del gigante escualo blanco es suficiente para mantener en vilo todo el relato.

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