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Entre Dickens y “Los Goonies”

Un fotograma de la película “Hijos del sol”.

El cine iraní está poblado de historias infantiles. Desde hace décadas los directores del país utilizan la mirada de los más pequeños para hablar de los problemas de su sociedad como una forma de esquivar la censura. Majid Majidi también ha explorado esta fórmula desde que se dio a conocer internacionalmente gracias a Niños del paraíso (1997) y ahora continúa esa misma senda con Hijos del sol (“Sun Children”) para poner de manifiesto la explotación a la que se ven abocados los niños que se encuentran en los márgenes, lastrados por la orfandad o por su situación de inmigrantes.

El director explora estas cuestiones para evidenciar las lacras de un sistema que se olvida de los más frágiles, pero lo hace desde una perspectiva diferente a la que nos tenía acostumbrados, a través del filme de aventuras y la coming-of-age. Así, Hijos del sol es al mismo tiempo una película de denuncia, pero también un tierno retrato picaresco en el que un grupo de preadolescentes se embarca en la búsqueda de un tesoro escondido en el subsuelo de un colegio (el acceso a la educación es otro de los temas que se abordan).

La película no renuncia a su vertiente neorrealista a través de unos actores naturales que aportan frescura y dignidad a esta historia de resiliencia, en la que la dureza de las situaciones se ve atenuada por un tono de comedia triste y fábula amable sin atisbo de pornomiseria, contada desde la ternura y la honestidad.

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