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Un camino entre pucheros:

La herencia guisandera de Fina

Callos, fabada y cabrito guisado son algunos de los platos representativos del restaurante La Teyera (Langreo), un local querencioso donde la cocina tradicional asturiana manda en sus fogones

Agustina Fernández, asomada a la puerta de cuarterón de su restaurante en La Teyera, en el Cabo (Langreo)

Dice Agustina Fernández Rodríguez, quien manda desde hace diez años en los fogones del restaurante La Teyera, en el concejo de Langreo, que en su local se hacen los callos como los preparaba su abuela Fina, “que era una institución, y luego mi madre, Dorina, que es otra. Ahora me toca a mí”, afirma esta mujer simpática y entrañable.

Cocina de carbón en el restaurante La Teyera. Ana Paz Paredes

Es el suyo un trato hacia quien se se sienta a la mesa que, con los años, cada vez es menos frecuente en los locales de pueblo en Asturias, donde tan importante es que lo que se sirve esté bien cocinado, como la cercania de quien lo prepara en los fogones y se acerca para saber si le gustó o si, acaso, "prefiere que le sirva otra cosina", una frase tan afamada como esa otra de "¿igual prefieres que te haga una tortillina?".

Los callos tienen sobrada fama en La Teyera. Ana Paz Paredes

Y es que Agustina trata a la clientela como si fuera una familia de vuelta a casa, con una cercanía que se agradece y hace grandes a locales como el suyo, un restaurante de pueblo afayaízu donde se come rico y que abre sus puertas en un inmueble que levantaron sus bisabuelos hace 150 años con unas vistas impresionantes al paisaje que asombra desde el alto de San Emiliano, donde está La Teyera.

Uno de los rincones "guapos" en la zona del chigre de La Teyera. Ana Paz Paredes

Las fotos familiares comparten espacio junto a una chimenea cuyo calor se agradece con el frío. La cocina se abre en la zona del chigre, lleno de detalles y desde donde se escuchan los consejos de Dorina, que, como cocinera dedicada toda su vida a la guisandería, aunque se retire, le gusta revisar lo que allí se cuece con el agradecimiento de Agustina, pues de ella habla con tanto orgullo como de su abuela.

Cabrito guisado acompañado de pimiento y patatinos. Ana Paz Paredes

En La Teyera no hay menú, pero sí una carta cantada donde los comensales disfrutan, además de con sus famosos callos, con la fabada con su compango casero, además de pote asturiano, adobo, picadillo, cebollas rellenas de bonito, pitu caleya y cabritín guisado con patatinos, este último, como resalta Agustina, “¡tiene un éxito bárbaro!”; también en temporada hay rollo de bonito y menestra.

Cebollas rellenas de bonito. Ana Paz Paredes

“Aquí, lechuga poca, pero vaya, ¡que por supuesto hacemos ensaladas ¿eh?! , ahora, ¡que no falte nunca el choricín para picar antes de empezar a comer porque estamos perdidas!”, bromea ella.

Un detalle del comedor superior del restaurante La Teyera. Ana Paz Paredes

No se quedan atrás los postres. La clientela siempre se debate entre sus canutillos o los frixuelos recién hechos con su azúcar espolvoreadín por encima. También tiene sus seguidores la tarta de zanahoria.

Los canutillos rellenos de crema, uno de los postres favoritos de los clientes de La Teyera. Ana Paz Paredes

Hasta hace poco solo abrían en fin de semana, pero ahora ya lo hacen todos los días.

Explica Agustina que para llegar hay que ir al alto de Santo Emiliano, de ahí a La Teyera, el Cabo (Langreo), “ye importante el matiz porque hay más teyeras y pueden ir a cualquier otra. Estamos en el límite con Mieres”, explica.

Tiene también un pequeño comedor en la parte superior así como una zona de terraza a la entrada del local. Con capacidad para unas 30-35 personas, en fin de semana se recomienda reservar en el 985674202.

Una de las fotos familiares que se pueden ver en la zona del chigre de La Teyera. Ana Paz Paredes

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