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La huerta asturiana cabe en un tarro

El tomate es el más tradicional en la despensa, con mermeladas de manzana, higo y kiwi

Frutas y verduras de temporada expuestos en un festival de la huerta de Pravia.

Todo se puede envasar. O casi todo. El mundo de las conservas es infinito y en la huerta tiene una cantera de excepción. Todo lo que crece en verano y está a punto de agotarse se puede meter en el bote y disfrutarlo el resto del año. En este caso es inevitable pensar en el tomate, el fruto rey de la temporada estival y que en Asturias se aprecia mucho los meses veraniegos porque son en los que hace sol (o debería), algo fundamental para que tenga mucho sabor.

Tarros de tomate triturado. M. RIERA oviedo

La conserva de tomate triturado o en trozos es una de las más habituales en las casas y no tiene mayor complicación. Las judías verdes o fréjoles y los pimientos son otros habituales de las despensas, envasados al vacío.

Mermelada de higos.

Ahora mismo es buen momento para ponerse manos a la obra. El tomate asturiano está en su mejor momento y hay abundante, lo que permite hacerse con unos cuantos kilos y destinar los más maduros a conserva. Los pimientos tienen todavía tiempo por delante: en este caso, la mejor opción es envasarlos asados y con aceite, por lo que suelen dar más trabajo que otras verduras que simplemente en crudo ya pueden guardarse en el tarro.

En cuestión de frutas, las mermeladas son las reinas. Quizás sea ya tarde para las de fresa: la asturiana ha sido más bien escasa y anecdótica este año, y la mayoría se ha consumido en fresco. Pero en cambio hay buena cosecha de frutos rojos, sobre todo de arándanos, básicos en las confituras. Una fundamental en Asturias es la de manzana, como no podía ser de otra forma. La cosecha está a la vuelta de la esquina y esta fruta es muy versátil para tratar: en dulce, con azúcar, o simplemente triturada a modo de mermelada fina sin ningún añadido más (o estevia líquida para los diabéticos o “alérgicos” al azúcar industrial). Hay que pelar las manzanas, retirar las partes dañadas, trocear y cocer con un poco de agua; una vez triturado todo, al bote.

Los higos miguelinos están a la vuelta de la esquina y su confitura es habitual en los hogares, sobre todo de aquellos amantes de lo más dulce. Y para los incondicionales del kiwi, el asturiano llegará en un par de meses o poco más. Cuando lo haga, parte de la cosecha puede ir al bote. La cocinera Susana García hace mermelada de kiwi asturiano especial para su abuela Carmina Álvarez, a punto de ser centenaria. “En realidad hago conserva de casi todo, mis vecinos y cuñados me surten de su huerta y es la mejor forma de darle salida”, aconseja.

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