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Calabazas para la nueva de Halloween

Jamie Lee Curtis.

Halloween Kills no solo es una película más bien decepcionante, sino que la presencia de Jamie Lee Curtis en su metraje es puramente anecdótica. En la película original, Laurie era una adolescente cuya vida queda conectada para siempre con el brutal asesino Michael Myers; nueve secuelas y “reboots” más tarde, en La noche de Halloween (2018) la adolescente se había convertido en una abuela superviviente preparada para vengarse del monstruo; y sin duda Halloween Ends, que se estrenará en 2022, le proporcionará ese duelo final. Entretanto, Halloween Kills no da al personaje nada que hacer; Laurie aparece en pantalla durante escasos minutos, y pasa buena parte de ellos postrada en una cama. El director David Gordon Green prefiere abrir plano para retratar a una comunidad que, cuatro décadas después, sigue traumatizada por aquella sangrienta noche de 1978.

Si la película de 2018 funcionaba como reflejo de la sororidad impulsada por el MeToo, de la estrenada hoy podría decirse que es una metáfora sobre los peligros del “trumpismo” de no ser porque no hay nada alegórico en la insistencia y la tosquedad con la que los personajes dejan claro ese paralelismo a través de sus diálogos. Entretanto, Green ofrece un abundante surtido de asesinatos en el que no se detecta ni mucha inventiva ni una sola idea en términos de puesta de escena; nada que ver con las dos entregas de Halloween dirigidas por Rob Zombie, visualmente deslumbrantes. Y por supuesto nada que ver con la película original, en la que Carpenter dio toda una lección de lenguaje cinematográfico. Quizá Curtis aún esté a tiempo de intentar convencer al viejo cineasta para que se encargue él mismo de dirigir Halloween Ends.

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