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Un camino entre pucheros

Cocina con amor en Campiellos

Néstor Viesca y Jéssica Barbón abrieron en enero en el pueblo coyán el restaurante Los Cabornos, un local lleno de luz y paisaje donde triunfan las raíces, la creatividad y la cercanía

Nestor Viesca y Jéssica Barbón, en la terraza de su establecimiento en Campiellos.

Dice Néstor Viesca González que Campiellos es “el pueblu más soleyeru de Sobrescobio” y, sin duda, no hay quien se lo rebata. En él este profesional de la hostelería abrió en enero junto a su mujer, Jéssica Barbón González, el restaurante Los Cabornos, un nombre que, en sí mismo, es un homenaje a la tierra en la que ha decidido ponerse a cocinar y disfrutar entre fogones, algo que transmite de inmediato a quienes prueban sus elaboraciones.

Lomos de trucha marinada, dulce de manzana y cebolla encurtida. Ana Paz Paredes

Se llama cabornos a los viejos castaños injertados para producir más castañas y mejores. Sus troncos son muy gruesos y están, además, arrugados y ahuecados por el tiempo. Muchos pasan de los cien años. Para conocerlos existe, saliendo de este pueblín coyán, la ruta que lleva su nombre, de una hora de duración, y donde se contemplan algunas de estas joyas de nuestra naturaleza.

Detalle del frontal de la barra en la zona del chigre, donde se recuerda a la vieja cuadra que antaño fue, y a los animales que cobijó, con parte de los maderos de los comederos de las vacas, y los enganches de las mismas. Ana Paz Paredes

Desde los 18 años Néstor y Jéssica están juntos, compartiendo trabajo, amor y vida. Empezaron muy jóvenes en el mundo de la hostelería como camareros y durante este tiempo disfrutaron de un oficio que han hecho suyo. “La cocina siempre me atrajo. Cuando tuve la oportunidad me apunté a la Escuela de Hostelería de Moreda. Siempre he sido muy observador. Estuve un tiempo de aprendiz de cocina en El Pintu, en Laviana, con Diego García, y me valió mucho, aprendí mucho con él”, afirma Néstor, que, a renglón seguido, añade: “Yo cocino lo que me apetece, hago bastante tradicional, pero también me gusta elaborar platos distintos, diferentes”.

Nestor Viesca atiende una llamada en el comedor de su restaurante, en Campiellos. Ana Paz Paredes

Sorprende, sin duda, al llegar a Campiellos, encontrarse con este local, una nueva edificación donde manda la madera y enormes cristaleras que llena de luz y de paisaje el interior de un restaurante levantado con querencia y con ilusión por sus propietarios.

"Esto era una cuadra, abajo estaban las vacas y arriba la tenada. La obra llevó su tiempo porque estaba más alto que en la actualidad, lo que hicimos fue profundizar y bajarlo un poco", explica Jéssica. De hecho el resultado es un edificio moderno, que llama la atención desde donde se descubre y que, al tiempo, también es respetuoso con el entorno integrándose perfectamente en él.

Solomillo de ternera al foie, una de las especialidades de la casa. Ana Paz Paredes

El otro 50 por ciento del éxito de Los Cabornos se debe a Jéssica Barbón, mujer donde profesionalidad, conocimiento y simpatía van a la par a la hora de atender a los clientes. Eso y, además, el gusto en la decoración de este restaurante lleno de luz e inundado por la montaña y los pastos del parque natural de Redes. Detalles querenciosos como los de la barra y la decoración de los baños se deben a ella. No faltan en el comedor una vaca y un toro casinos. Miren bien, que allí están.

Vista de parte de la terraza, desde la zona del chigre.

Por semana tienen un menú a 10 euros, mientras que en fin de semana, por ser especial, es a 20 euros. Los que prefieren carta señalar que, entre los favoritos de la clientela, están las croquetas negras, lomos de trucha marinada con cebolla encurtida y dulce de manzana, pulpo salteado con alioli de wasabi y patata revolcona, el solomillo de ternera al foie con setas, el pitu de caleya con patata pisá o el cabritu guisado con patatinos.

La pareja de vaca y toro casinos, separados por "la viga atravesá" en el comedor del local. Ana Paz Paredes

También hay, para quien lo prefiera, croquetas de jamón, ensalada de quesu casín, calamares de potera con ralladura de limón, secreto ibérico, confit de pato con mermelada de naranja, solomillo de ternera al foie o bacalao al pilpil con arroz de caldo de manes.

Detalle de uno de los baños cuyo lavabo está hecho sobre un viejo caborno. Ana Paz Paredes

No falta la tradición con platos como los callos caseros, la fabada; picadillo, huevos y patatas fritas, escalopines con salsa de queso o cachopo de ternera. Entre los postres, ahí están, por citar algunos y también elaborados por Nestor Viesca, el souflé de turrón, la tarta de queso, arroz con leche, flan casero o la torrija de pan brioche con salsa de crema inglesa.

Un rincón con encanto en el comedor de Los Cabornos, donde el paisaje se cuela en el interior. Ana Paz Paredes

Además, en Los Cabornos, también sirven en su local unos desayunos tipo buffet que incluso llevan, entre las 08.30 y las 10.00 horas, previa reserva el día anterior, a quienes se encuentren alojados en establecimientos rurales de Campiellos. Este se llama, concretamente, "Desayuno en pijama". Por otro lado, los que gustan de los bocadillos para ir de pic-nic y comerlos durante alguna ruta por la zona, también los hacen: jamón ibérico, tortilla de todos los tipos, ternera asada, cecina y queso manchego o bien al gusto de quien por allí se acerque a encargarlos.

Jéssica Barbón y Nestor Viesca, asomados a la entrada de su restaurante Los Cabornos. Ana Paz Paredes

En Los Cabornos se hace realidad la frase que, escrita sobre una de las paredes, dice así: “Lo más guapo que hay ye comer, y querese. Firmado: Sr. Viesca”; el photocall rural más solicitado del momento en territorio coyán y que está en el restaurante, según se sube al comedor, a la derecha.

Con espacio para 34 personas arriba, y unas 20 abajo, en fin de semana se hace necesario reservar en el 985907923. Cuentan, además, con una buena zona de terraza en dos alturas donde es una gozada hacer la sobremesa y empaparse del entorno. Y, si apetece, disfrutar de un agradable paseo por la ruta accesible que de allí mismo sale y que, en apenas 800 metros, lleva hasta un mirador espectacular.

Terraza y exterior del restaurante Los Cabornos en Campiellos (Sobrescobio). Ana Paz Paredes

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