Aquí te pillo, aquí te mato

Maggie Q.

Maggie Q. / T. Pertierra

Tino Pertierra

Tino Pertierra

Cuando hace falta un realizador con oficio para resolver cualquier papeleta en la que sobresalgan las escenas de acción sin salirse del presupuesto, Hollywood siempre tiene muy en cuenta a Martin Campbell, que lo mismo te rueda una estupenda cinta de aventuras como La máscara del Zorro como pasa de un Bond delirante con Brosnan (Goldeneye) a poner en liza el nuevo estilo con Daniel Craig en Casino Royale. Impertérrito, acepta cualquier guión por absurdo que sea y le basta con media docena de secuencias explosivas para que el resultado sea, al menos, entretenido. Solo se le fundieron los plomos con Linterna Verde, pero es que semejante pestiño no lo salvaban ni Spielberg-Nolan-Tarantino juntos.

La protegida ya la hemos visto antes de que empiece, a poco que hayamos frecuentado ese tipo de historias en las que una niña que sobrevive al horror crece y aprueba un máster en matanzas gracias a un tipo que se las sabe todas en eso de exterminar canallas (Samuel L. Jakcson, en modo ‘tengo que pagar el alquiler’) . Si hago la lista de títulos con parecidos puntos de partida me quedo sin espacio. Aquí se introduce otro elemento que se rompió hace tiempo de tanto usarlo: el amor a quemarropa entre la chica y un mercenario, que empiezan intentando matarse y acaban en la cama. ¿Recuerdan Sr. y Sra. Smith? Pues eso, solo que aquí en lugar de Pitt y Jolie retozando y destrozando tenemos a Michael Keaton (70 añazos) y Maggie Q (42 añitos). La película es un disparate lleno de disparos, heridas abiertas con todo tipo de utensilios, explosiones, alguna sorpresa fallida, torturas, malos de puntería pésima y liberaciones in extremis a lo Liam Neeson, al que siempre atan a una cañería y se suelta como si nada. El final te salió bien, Martin, pero el resto lo habré olvidado en uno, dos, tres...

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