Piedra, agua y pizarra definen el perfil de Villayón, un concejo del occidente asturiano que, poco a poco, se va convirtiendo en destino imprescindible para los que quieren disfrutar de paisajes singulares y, al mismo tiempo, de una gastronomía astur rica, propia, muy identificada con las tradiciones y al mismo tiempo con los productos que se generan en la zona. Todo ello lo sabe muy bien una profesional de la hostelería y de los pucheros, Mirta Rodríguez López, una emprendedora rural que hace quince años abrió las puertas de su hotel restaurante El Torneiro y que, a día de hoy, cuenta ya con una clientela fiel e inquebrantable.
“Esto era la casa en la que vivían los abuelos de Santi, mi marido. El abuelo era torneiro y por eso cuando cogimos la casa y la rehabilitamos como hotel y restaurante, decidimos mantener el nombre en homenaje a ellos”, explica esta hostelera para quien no existen fronteras a la hora de dar a conocer sus platos, fuera de su concejo.
De ello dan muestra los diplomas obtenidos en diferentes ediciones de concursos de pote y de cachopo en Asturias, donde ha sido varias veces finalista. “Este año quedamos los terceros con un cachopo para celiacos”, explica con orgullo esta mujer tras la barra de su establecimiento, un local decorado con gusto y con querencia, donde las raíces de la tierra se hacen presentes en todo momento en la decoración.
Tienen un menú diario y otro de fin de semana más especial. En este último entre los platos con más demanda está el pote de nabizas, que siempre lo hay el domingo. “Lo cocino al estilo de Boal, que es donde yo nací. En vez de berza lleva nabizas (hojas de nabo) y en compango, además de chorizo, panceta y morcilla, también añado morro, lacón, huesos salados de espinazo y oreja. El morro y la oreja lo hace más espesito, más gelatinoso”, explica. Otros platos con mucha demanda son el repollo relleno, carrilleras de ternera, lacón al horno, ternera asada, caldereta de cabrito o cordero guisado.
“La ternera procede de nuestra ganadería. También estamos criando bueyes y el próximo año empezaremos a comercializar nuestra carne”, recuerda ella. Entre los postres, a destacar el arroz con leche, la tarta de la abuela y la de piña.
Es necesario reservar siempre para comer en el 985625275, dado que el comedor tiene espacio para unos cuarenta comensales. No dan cenas excepto para los alojados en el hotel.
Antes o después de comer
Las cascadas de Oneta
Son de visita obligada. Estos días, después del agua caída, están seguro en su máximo esplendor. La visita a la Firbia es la más sencilla. La segunda es de difícil acceso y, la tercera, prácticamente inaccesible.
El pozo Mouro
Es otro de los lugares con encanto del concejo; una lástima que en los últimos años el estado de deterioro del molino sea notable. Esta poza se encuentra dentro de una ruta que atraviesa la zona.
La Cueva del Pímpano
Es otro lugar de Villayón con mucha magia donde también manda la piedra, el agua y el verde del bosque. A destacar también el molino rehabilitado por los vecinos, que está al inicio de la subida a la cueva.