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Entre el espectáculo y el alegato

Viola Davis.

Aunque "La mujer rey" usa su conciencia de género y raza como prueba de su originalidad, esta epopeya histórica se sustenta sobre los mismos clichés narrativos que títulos como "Braveheart" y "Gladiator".

Y entretanto, mientras rinde tributo a las Agojie –grupo exclusivamente femenino de soldados que protegieron fieramente el reino africano de Dahomey hasta principios del siglo pasado–, demuestra no estar segura de si prefiere funcionar como cine de acción o explorar con un mínimo de hondura asuntos como el esclavismo, el colonialismo y el abuso sexual.

Secuencias de combate

Su mejor baza son el puñado de secuencias de combate que se desperdigan a lo largo de su metraje, a la vez vistosas y cargadas de significado; estas guerreras batallan para exorcizar los traumas que acarrean por ser mujeres, y eso dota sus coreografías de lucha de un componente catártico.

Es una lástima, pues, que la película de la cineasta Gina Prince-Bythewood muestre mucho más empeño en apilar subtramas que hablan de venganzas, romances prohibidos y parientes perdidos improbablemente redescubiertos, y que la adentran a empujones en terreno melodramático.

Sin profundizar

En cambio, "La mujer rey" no se molesta en profundizar en la historia de las Agojie, ni en poner en sus bocas más que aforismos y discursos motivadores, ni en darnos más motivos que su feminidad para justificar por qué debemos estar de su parte y no de la de sus enemigos. Está tan ocupada en subrayar su relevancia simbólica que se olvida de hacerlas interesantes.

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