En una dieta equilibrada y saludable, el pescado es un elemento esencial y los profesionales recomiendan consumirlo al menos dos veces por semana. De hecho, el pescado es rico en muchos nutrientes, como proteínas de alta calidad con bajo contenido en grasas. También es rico en ácidos grasos omega-3, vitaminas como la D y la B2, calcio y fósforo, y es una excelente fuente de minerales como hierro, zinc, yodo, magnesio y potasio.

Sin embargo, investigaciones recientes han demostrado que el mercurio está presente en casi todos los tipos de pescado. Según la OMS (Organización Mundial de la Salud), el metilmercurio es un compuesto de mercurio altamente tóxico y la principal fuente de exposición es el consumo de marisco y pescado.

El mercurio es común en el medio ambiente y se presenta en tres formas: orgánica, inorgánica y metálica. La forma orgánica del mercurio, especialmente el metilmercurio, es la más peligrosa. El metilmercurio presente en el pescado procede principalmente del mercurio presente en los sedimentos oceánicos, que es transformado en metilmercurio por los microorganismos. Esta forma orgánica de mercurio es absorbida por el tejido de los peces. Los niveles elevados de mercurio en el organismo provocan una serie de problemas, sobre todo neurológicos. La Agencia de Protección del Medio Ambiente (EPA) recomienda que las mujeres jóvenes, embarazadas y lactantes y los niños eviten ciertos tipos de pescado.

Los pescados que contienen mayores niveles de mercurio son:

  • Pez espada
  • Tiburón
  • Linga
  • Ray
  • Barramundi
  • Peces gemelos
  • Reloj anaranjado
  • Atún rojo del sur.

En cambio, los pescados con niveles más bajos de mercurio:

  • Salmón
  • Crustáceos, incluidos los langostinos, las langostas y las ostras
  • Atún enlatado.

Sí, el pescado con el que hay que tener más cuidado es también uno de los más consumidos, el pez espada. Contiene 0,97 mg/kg de mercurio. Por supuesto, esto no significa que no puedas comerlo, sólo que debes limitarlo en tu dieta y comprarlo lo más fresco posible.