Esponja: ¿Sí o no? Esa es la pregunta que seguramente se hacen muchas personas antes de poner un pie en la ducha. ¿Es aconsejable usar ese clásico utensilio para enjabonarse que han usado generaciones y más generaciones de españoles? La respuesta es no, y tiene varios motivos: esto es lo que dicen los expertos.

Es el famoso farmacéutico Álvaro Fernández quien habló sobre el asunto a través de su cuenta oficial de TikTok. "Yo ni tengo esponja", comenzó diciendo el boticario, que abundó en su razonamiento. "Las esponjas, guantes y cepillos, al frotar pueden producir erosiones en la piel", explica, pudiendo esto provocar ciertos tipos de infecciones.

No solo eso, las esponjas son también, según su criterio, "un resort" para las bacterias: "Siempre están húmedas y con células muertas".

"Es curioso que un producto de higiene como la esponja sea lo menos higiénico", ha afirmado. "Hay menos bacterias en el váter que en una esponja", asegura.

¿Entonces, cuál es la mejor solución? Pues según Álvaro Fernández, la mano. Darse jabón y champú por todo el cuerpo pero utilizando las manos.

@farmaceuticofernandez ¿Mejor lavarse con o sin esponja? #farmaceuticofernandez #salud #farmacia #aprendecontiktok #farmaceutico #higiene ♬ sonido original - Farmaceuticofernandez

Las claves para tener tu esponja lo más limpia posible

La humedad es la causa principal de que haya tantos microorganismos en las esponjas. Pero también el “alimento” que dejamos en forma de queratina y células de la piel.

Para evitar la proliferación de gérmenes, debemos aclarar bien la esponja después de ducharnos.

Una vez aclarada, deberíamos dejar que la esponja se seque completamente. No es conveniente dejarla colgada en la ducha, por ejemplo, ya que la esponja estará permanentemente en un ambiente húmedo como es el baño.

Limpiarla cada semana en agua con un poco de lejía

Como hemos dicho, las esponjas son un ambiente con muchos escondites para las bacterias. Pero la lejía es un arma potentísima y, con suficiente tiempo, puede alcanzar todos los rincones y desinfectar bien la esponja.

Si una vez a la semana metemos la esponja en un cubo de agua con un chorrito de lejía durante cinco minutos, los microorganismos morirán.

Cambiarla regularmente, todos los trimestres

Es uno de los consejos más importantes. Las bacterias se van acumulando con el tiempo en la esponja, especialmente si no le hacemos una desinfección profunda de vez en cuando.

Además, con el tiempo la esponja pierde capacidad para crear espuma, lo que impide llevar a cabo una buena higiene.

Cada pocos meses, como mucho 3 o 4, deberíamos cambiar de esponja.

Evitar usarla en zonas rasuradas hace pocos días

Las zonas recién rasuradas con cuchilla suponen un punto de entrada muy fácil para los microorganismos. La piel está irritada y la epidermis dañada, lo que favorece infecciones.

En estas zonas es mejor no utilizar la esponja durante los primeros cuatro o cinco días.

Por su parte, podemos limpiar la zona solo con agua, aplicando el gel directamente y frotando con la mano, o utilizando pastillas de jabón.

No usar esponjas muy traumáticas ni frotar muy fuerte.

Si frotamos muy fuerte o utilizamos esponjas que sean muy ásperas, irritaremos la epidermis.

La razón es la misma que en el consejo anterior. Si causamos una irritación en la piel aumenta el riesgo de problemas como la foliculitis infecciosa.

Por ello, es mejor evitar esponjas abrasivas como las luffas o las tan extendidas mallas de nylon.

Y estos dos tipos, especialmente las luffas, han demostrado ser un ecosistema de microorganismos peligroso si no se realiza una buena higiene.

En definitiva, si queremos exfoliarnos es fundamental que lo hagamos con esponjas limpias y bien cuidadas.

Pero no olvidemos que una solución ideal para la higiene es utilizar pastillas de jabón. Porque con ellas podrías evitar el uso de las esponjas, que si no las cuidamos bien podrían ser en sí mismas un ambiente propicio para las bacterias.

Además, ahorrarás espacio en la ducha y utilizarás menos envases plásticos.