La vivienda y el estudio del pintor Jaume Ribas conviven muy próximos, aunque independientes, en este proyecto, gracias a la disposición de dos cuerpos alargados, en perpendicular, que delimitan el jardín de la casa. Con esta situación en la parcela, los arquitectos Jaume y Eugeni Bach, autores del proyecto, vuelcan la edificación hacia el jardín y, además, ganan privacidad respecto a la calle. Los materiales escogidos para revestir las fachadas de estos volúmenes apaisados -piedra irregular y revoco en tono ocre tierra- favorecen que sus líneas contemporáneas conecten con la tradición de la arquitectura en el medio rural.

La solidez pétrea del paralelepípedo que aloja la vivienda se ve aligerada por varios porches y patios integrados en él, que lo vacían en ciertas zonas. Con estos espacios semiabiertos, todas las estancias dan al exterior, y las que lo hacen a través de ellos quedan, al mismo tiempo, más resguardadas, como es el caso del dormitorio principal.

La sala, el comedor y la cocina comparten un mismo ambiente, aunque aparecen ligeramente delimitados por algunos tabiques o por un elemento significativo como es la chimenea. En un extremo del edificio, y vinculado a la sala y el comedor, un porche en forma de L permite comer y hacer vida en el exterior, pero a cubierto. Su techo revestido de madera aporta a este espacio gran calidez.

El volumen que aloja el estudio está situado algo más bajo, para acomodarse al terreno. Sin embargo, su techado tiene la misma altura que la casa, para dar unidad al conjunto. Dado que el pintor deseaba diferentes calidades de luz para trabajar, se abrió en el techo un lucernario inclinado que aporta luz difusa, además de las entradas de luz en las fachadas sur y oeste.

A los dos cuerpos alargados principales se suman dos apéndices, casi cuadrados. Uno aloja un pabellón destinado a habitación de invitados. Situado tras la zona de aparcamiento, goza de cierta independencia y se prolonga en el eje del taller de pintura. El otro es un despacho con biblioteca, adosado a la vivienda, al que se accede desde el distribuidor de la casa, y ofrece una segunda zona de estar más íntima.

La zona contigua a la piscina se ha pavimentado con tablones de madera. Configura un eje perpendicular a la vivienda propiamente dicha, que arranca de un porche revestido interiormente también con madera. El interior de la piscina es de baldosín cerámico..

La fachada de la casa se ha revestido con piedra de mampostería irregular. Los paramentos verticales y los techados de los porches están recubiertos de madera.

En el taller de pintura, el suelo es de hormigón pulido, y el techo deja ver el hormigón de la propia estructura. Un lucernario aporta luz cenital al espacio. Las paredes se han enyesado y pintado en tono blanco roto.

Los suelos son de hormigón pulido. Todas las paredes y los techos se han pintado de blanco. En la cocina, predomina el tono gris antracita, tanto en los frontales de los armarios como en los paneles verticales de protección de la pared. La zona de cocción se encuentra en una isla central.