La isla de Långholmen, situada entre Södermalmy Kungsholmen, los distritos más poblados de Estocolmo, es un lugar de paseo y ocio muy popular. Pero no siempre fue así. Este gran parque urbano albergó, hasta 1975, la penitenciaría más grande de Suecia, con más de 500 celdas.

En 1649, el acaudalado fabricante de cervezas Jochum Ahlstedt comenzó a cultivar cebada en esta isla larga y estrecha y construyó una majestuosa residencia donde hasta entonces sólo había terreno pelado. La mansión fue comprada por el Estado en 1724 y convertida en una cárcel de mujeres. Después se levantaron otros edificios carcelarios y durante 250 años la isla fue una gran prisión. Pelotones de penados plantaron en el siglo XIX los 3.000 árboles que hoy sombrean el paseo marítimo de Mälaren. Gracias a ellos, la isla es hoy un oasis verde.

En 1975, la prisión fue cerrada y los edificios entraron en decadencia. La mayoría fueron demolidos cuando amenazaron con la ruina, pero las autoridades salvaron en 1989 la antigua mansión del cervecero transformándola en un hotel y albergue.

Las modernas habitaciones conservan muchos elementos originales de su pasado carcelario, eso sí, con ingeniosas soluciones de diseño para hacer confortable la estancia. El establecimiento organiza actividades tan dispares como "fugas de la prisión", visitas al museo carcelario o jornadas gastronómicas, y el lugar es perfecto para pasearen bici, correr o gozar de la playa situada a la entrada del hotel. Porque en Escandinavia el buen tiempo también existe.