Encontrar la posición correcta para dormir es realmente importante para un buen descanso nocturno. Descansar la cabeza sobre una almohada suave y cómoda es una sensación muy agradable para el cuerpo. Algunas personas incluso se llevan su almohada favorita cuando tienen que dormir fuera de casa.

Además, hoy en día hay muchos tipos de almohadas en el mercado que se adaptan a todas las necesidades.

Las almohadas de látex son muy populares, ya que tienden a ser menos susceptibles a los ácaros del polvo y la suciedad.

Los ácaros, el enemigo invisible

Es imposible verlos a simple vista pero los ácaros y las bacterias acechan y proliferan en casi todas partes. Las almohadas, las sábanas y, sobre todo, los colchones son el caldo de cultivo perfecto para los ácaros. De hecho, los ácaros también se alimentan de los residuos de piel que desprendemos a diario.

No todo el mundo sabe que los ácaros ponen hasta 300 huevos al día. Erradicarlos es una tarea muy difícil. Sin embargo, es posible reducir el problema considerablemente adoptando algunos pequeños trucos.

Cómo lavar la ropa de cama

Las sábanas y fundas de almohada deben lavarse a temperaturas superiores a los 60 grados y una vez a la semana. Además, para evitar la proliferación de ácaros del polvo, debe mantenerse una temperatura ambiente de 20 grados.

Además, la ventilación de la habitación también es importante. Obviamente, en el periodo invernal será difícil mantener estos niveles. Sin embargo, siempre conviene recordar que una temperatura adecuada reduce el desarrollo de los ácaros hasta en un 10%. Además, un buen lavado ayudará a eliminar el problema.

Lo ideal es que la tapicería se limpie en seco (lo que puede hacerse en casa con kits de limpieza en seco disponibles en el mercado). A continuación, lavar con agua sin detergentes o con productos delicados. Por último, tras el secado, coloca el cojín en fundas antiácaros. De este modo, habremos eliminado la mayor parte de los ácaros.

Las alfombras y los tapetes deben sacarse del dormitorio. En definitiva, todo lo que pueda convertirse en un acumulador de ácaros.

Además, la aspiradora debe estar equipada con un filtro antiácaros. Hay que evitar a toda costa la clásica combinación de "recogedor y escoba", que no sirve para quitar el polvo.