Las tareas domésticas son una verdadera misión para muchos. Cuando se trata de cuidar la ropa, entonces, no descartamos e intentamos todo para que vuelva a brillar.

A veces todo sale a la perfección y podemos volver a llevar nuestra ropa favorita tranquilamente. Otras, sin embargo, tenemos que lidiar con los enemigos de la limpieza. Las manchas de lejía son de las peores y sólo con el remedio adecuado podemos blanquear la ropa amarillenta.

¿Y qué pasa con el moho? Este inconveniente arruina todo lo bueno que hemos hecho. Se trata de un problema bastante pertinaz y puede que tampoco sea especialmente saludable para nuestros seres queridos.

Por eso, hoy queremos mostrarte un sencillo método que puede echarnos una gran mano para decir adiós al moho en la ropa.

Las causas del problema

Las razones por las que el temible moho se ha apoderado de la ropa interior y de la ropa de color se deben en la mayoría de los casos a la humedad. Puede ocurrir que la ropa se guarde en el armario sin que se haya secado completamente, con lo que se corre el riesgo de que se formen hongos.

Pero también debemos tener cuidado de no equivocarnos en el lavado, que es precisamente la misma razón por la que las sábanas no salen limpias. Por último, no hay que descartar que la posición en la que guardamos la ropa también tenga la culpa. En este sentido, podríamos comprobar que el armario no está en contacto con la pared fría. Asegurémonos también de que el aire circula libremente en el interior.

Si notas que hay moho en tu ropa, primero debes remojarla en agua caliente. Comprueba la temperatura máxima que puede soportar cada tejido y ponlo en remojo durante un tiempo.

En el caso del moho persistente en las prendas blancas, podemos recurrir al peróxido de hidrógeno a 10 volúmenes. Podemos aplicarlo directamente sobre las manchas y sellar la prenda en una bolsa de plástico durante 24 horas. O bien, podemos diluir 100 ml en 5 litros de agua y sumergir las prendas en la solución. Cubrimos la cuenca con papel de aluminio y esperamos un día.

En ambos casos, una vez terminada la espera, podemos poner en marcha la lavadora y terminar con un lavado a 60 grados. ¿Y para los de color?

En este caso podemos espolvorear un poco de sal fina sobre la zona a tratar y frotar ligeramente con jabón de Marsella, un producto que puedes encontrar en la sección de limpieza de Mercadona. Una vez seco, podemos lavar los colores suaves a 60 grados y los colores más fuertes a 40 como mínimo. Así es como se puede eliminar eficazmente el moho de la ropa y deshacerse de él sin problemas.