Con la llegada del verano, a muchos nos preocupan las olas de calor. En esta época, especialmente si trabajamos en una oficina, el calor puede crear varias molestias. En primer lugar, puede causar problemas físicos menores. Entonces, puede hacernos sudar y fatigarnos, y cubrirnos de sudor. Si hace calor, no hay muchas soluciones, aparte de ducharse frecuentemente con agua fría y permanecer en un ambiente fresco y ventilado. Aunque no hay mucho que podamos hacer, sí podemos elegir ropa adecuada, cuya forma y tejido favorezcan la transpiración. Hoy te explicamos cómo no volver a tener axilas hinchadas y riachuelos de sudor con esta prenda femenina apta para cualquier ocasión, incluso en la oficina.

La belleza de las prendas extra grandes

Cualquiera que trabaje en una oficina o esté en contacto con el público sabe que existen códigos de vestimenta bastante estrictos. Aunque haga calor y haya 40 grados, no puedes ir a trabajar con pantalones cortos y sandalias, o con un chaleco o un top. Esto no significa que debamos morir de calor y cubrirnos de sudor. Sólo tienes que llevar tejidos transpirables que hagan circular el aire, de origen natural y con un corte holgado. El algodón, el lino y la seda son las mejores opciones si queremos ser elegantes y discretos. Podemos optar por unos pantalones anchos y largos de lino, quizás combinados con una camisa de seda de gran tamaño, que crea un efecto étnico pero discreto, apropiado para cualquier ocasión.

Hoy, sin embargo, queremos proponer una prenda que está teniendo mucho éxito y que no es otra que la camisa caftán. Se lleva como un caftán, pero en lugar de caer a lo largo de las caderas, llega a cubrir la cintura.

El escote no suele tener botones, sino un cordón que se anuda o se deja abierto. Lo más interesante de esta prenda holgada es que cubre los hombros.

Perfecto para llevar con unos vaqueros o una falda larga, este tipo de caftán está disponible en una gran variedad de colores y estampados. Podemos elegirlo en tonos claros para resguardarnos del calor y de los rayos del sol. Gracias a su anchura, el aire transpira y no estaremos empapados de sudor con riachuelos corriendo por nuestra espalda y brazos.