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Emilio Aragón será abuelito

Embarazada de nueve semanas la hija del artista y de la asturiana Aruca Fernández-Vega

Los futuros padres, flanqueados por sus respectivos progenitores, el día de su boda (21 de julio del año pasado), en la finca Campuloto, en Ceceda (Nava).

Los futuros padres, flanqueados por sus respectivos progenitores, el día de su boda (21 de julio del año pasado), en la finca Campuloto, en Ceceda (Nava). / lne

El empresario audiovisual, productor, músico y presentador Emilio Aragón y su esposa, la asturiana Aruca Fernández-Vega, serán abuelos por vez primera. Su hija Icíar, quien se casó en Ceceda (Nava) en julio del año pasado, anunció hace pocos días a sus amigos más cercanos que está embarazada de nueve semanas. La noticia ha sido recibida con mucha ilusión por parte de la familia Aragón, que el pasado mes de noviembre sufrió la pérdida del patriarca de la familia, el gran payaso Miliki. Su hijo, Milikito, será abuelo con 54 años.

La hija del polifacético artista acaba de celebrar el primer aniversario de su boda con Hugo Rodríguez Prada. Se habían conocido durante su etapa universitaria, compartiendo estudios de Ciencias de la Información en la ESIC Business and Marketing School de la Universidad Rey Juan Carlos. Se casaron en Campuloto, la finca que la familia de oftalmólogos Fernández-Vega posee en la localidad naveta, el mismo escenario en el que 29 años antes se habían casado Emilio y Aruca. Fue la boda más rimbombante del pasado verano astur y reunió a unos trescientos invitados.

Icíar es la mayor de los tres hijos de Emilio y Aruca. La siguen una hermana tres años menor y un hermano diez años más joven. A pesar de la popularidad que rodea a la familia de payasos más famosa de España, los hijos del matrimonio han conseguido pasar desapercibidos para los medios y siempre han intentado mantenerse al margen de la opinión pública.

El embarazo de Icíar -anunciado ayer por el diario «El Mundo»- no fue comunicado por los futuros padres hasta hace pocos días. Por el momento, ya ha servido para elevar la moral de los Aragón, aún apenados por la desaparición del patriarca de un clan en el que dejó impreso un fuerte sentido de la vivencia familiar.

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