Asturias es tierra querida para Woody Allen. Ya se sabía porque aprovecha cualquier ocasión para recordarlo, pero el cineasta, en declaraciones exclusivas a LA NUEVA ESPAÑA desde Nueva York, ha querido dejarlo bien claro y extenderse en las razones que su corazón no ignora de esa pasión asturiana.
Desde que decidió que ya estaba bien de rodar y rodar en los paisajes neoyorquinos ha visitado mucho mundo para localizar sus historias. Y lugares especialmente hermosos: Londres, Roma, París, Niza, Barcelona... Sin embargo, ninguno de ellos le resulta tentador en el caso de una hipotética jubilación como cineasta (sus admiradores esperan su película anual con impaciencia y no parece que se le agoten las ideas). El único escenario real por el que podría renunciar a la Gran Manzana es Asturias. Y, haciendo zoom, Oviedo. Desde que en 2002 recibió, abrumado y feliz, el premio "Príncipe de Asturias" de las Artes, el autor de la recién estrenada "Magia a la luz de la luna" ha visitado varias veces el Principado para presentar dos películas, rodar parte de otra ("Vicky, Cristina, Barcelona"), tocar el clarinete y participar en el XXV Aniversario de los premios.
En una entrevista publicada hace unas semanas en un diario madrileño, Allen confesó que si algún día tomaba la decisión de jubilarse, el lugar ideal para vivir sería Oviedo. La pregunta inevitable es: cuáles son las causas para esa relación de amor con Asturias en plano general y Oviedo en plano corto. Cámara. Acción:
Woody: Es una tierra relajante, hermosa, y, particularmente, adoro el clima. Es una especie de alejamiento de la corriente general por la que circula este espantoso mundo, y, encima, la gente es tan sociable y agradable... ¡Y la comida, extraordinaria! Es, sin lugar a dudas, uno de los lugares más extraordinarios que existen.
El contraste con Manhattan es evidente. Y Allen lo corrobora.
Woody: Sí, es todo lo contrario de Nueva York. Es uno de esos lugares que cuando te hartas del bullicio, del ruido y de la vida desenfrenada de las grandes ciudades llegas a adorar. Oviedo es uno de esos lugares divertidos que son todo lo contrario de otros que son todo lo contrario.
¿Y qué recuerdos se proyectan en su memoria cuando piensa en Asturias?
Woody: Pasear con mi esposa, sin más, ir en coche por los alrededores, filmar por la zona... ¡y esperar con ansia las cenas y las comidas! Es una ciudad tan interesante de ver, tan excepcional... De esos lugares donde estás aislado sin estar incomunicado. Es estupendo.
Y, encima, con estatua en su honor y leyenda propia a sus pies: "Oviedo es una ciudad deliciosa, exótica, bella y tranquila..., es como si no perteneciera a este mundo, como si no existiera... Oviedo es como un cuento de hadas con príncipe y todo". Fin de la cita.
Woody: Me causó una gran sorpresa cuando la erigieron. La he visto montones de veces y siempre me proporciona un gran placer y me encanta que los turistas, mi familia, mi esposa y mis hijos nos hayamos podido fotografiar con la estatua. Tengo una foto enorme junto a Scarlett Johansson y Penélope Cruz que me recuerda lo genial que lo pasé. ¡Es de esperar que la mantengan con las gafas puestas! No sería lo mismo sin ellas, no sería perfecta.
Se le asoció durante la mayor parte de su carrera con los paisajes neoyorquinos. Incluso rodó una declaración de amor con "Manhattan". Con los años, esa cierta exclusividad fue dejando paso a una mayor amplitud de miras y se sucedieron los rodajes en Inglaterra, Italia, Francia y España. Pero fue su paso por Asturias el que más huella le dejó.
Woody: Yo soy persona de gran ciudad y probablemente lo sea siempre, pero no hay duda de que si tuviera que elegir un lugar para jubilarme o simplemente escapar, si quisiera estar en un lugar que es encantador, iría a Oviedo. El clima es increíble, ¡mucho mejor que el de Nueva York!
Aquí se le espera con los planos abiertos. A él y a su cine.
