El arquitecto Renzo Piano inauguró ayer un nuevo rascacielos, sede del grupo bancario Intesa San Paolo, con una altura de 166 metros y considerado uno de los más sostenibles del mundo por sus promotores. La torre, una estructura transparente de cristal y acero claro, tiene 44 pisos y una superficie de 7.000 metros cuadrados que, sin embargo, no supera la de la Mole Antonelliana, símbolo de la capital piamontesa.

Dispone de puestos de trabajo para 2.000 personas, incluidos los altos cargos directivos, pues están en él las oficinas de la presidencia y las salas para los órganos de administración, además de las estructuras centrales de la banca territorial, de gestión de riegos, créditos y personal. También alberga las aulas de formación, la auditoría interna, la aseguradora y las oficinas de los servicios del grupo, además de otros departamentos de la banca.

La energía del edificio procede de fuentes hidroeléctricas y de 1.600 metros cuadrados de paneles fotovoltaicos instalados en la fachada sur y dispone de un sistema de calefacción y refrigeración con una bomba de calor que utiliza energía térmica.

Utiliza, además, el agua de la lluvia para regar las áreas verdes y para las cisternas de los baños y, por todo ello, cuenta con el certificado de liderazgo energético y de diseño sostenible LEED (Leadership in Energy and Enviromental Design), gracias a su "óptima recuperación, control y ahorro del consumo energético".

En el interior, el piso número 31 está ocupado íntegramente por el centro de innovación, con equipamiento tecnológico para la investigación y el trabajo interdisciplinario.

La cima de la torre se alcanza en 30 segundos en ascensor y aloja un jardín bioclimático que ofrece una vista panorámica de la ciudad, un restaurante, una sala polivalente y una cafetería.

El grupo bancario afirmó que la inversión total fue de medio millón de euros y expresó que "el edificio confirma una relación histórica entre la banca y el territorio, que se remonta al año 1563 y que hoy se renueva".

En una entrevista publicada ayer por el diario "La Stampa", el arquitecto Renzo Piano afirma que "el rascacielos dialogará con la ciudad, porque la planta baja es fácilmente accesible al público y está inmersa en un parque".

Aunque reconoció que "se escuchan voces discordantes", Piano sostuvo que "un arquitecto no puede trabajar condicionado por el grado de aceptación y tiene que hacer aquello que considera correcto".

Además, rechazó que la construcción sea "un centro de poder" y defendió que "ver la ciudad desde lo alto es también un regalo a la gente".

El proyecto fue aprobado en el consejo de administración del banco en 2006, en el que ganó la propuesta de Piano, "por sus características de innovación arquitectónica, sostenibilidad ambiental e integración óptima entre espacios destinados al trabajo y abiertos al público".

Piano, ganador del premio "Pritzker" en 1998 (el máximo galardón para un arquitecto), ha construido edificios como The Shard en Londres, el Centro George Pompidou de París, la sede del diario "The New York Times" y es responsable del nuevo Centro Emilio Botín, en Santander.