Carlota Isabel Diana, la hija de los duques de Cambridge, nacida el sábado y cuyo nombre se dio a conocer ayer después de días de especulaciones y apuestas, será famosa no sólo por ser hija, nieta y bisnieta de reyes, sino también por el revuelo montando en torno a la forma en que ha venido al mundo. Y es que su madre, Catalina, ha dejado boquiabierta a la inmensa mayoría por la forma de resolver el nacimiento de su segundo hijo: en menos de 10 horas.

Hasta ahora estábamos acostumbrados a la recuperación exprés de las celebrities, quienes a los pocos días de dar a luz regresan a la vida pública con unos cuerpos estupendos en los que no queda rastro de la barriga que han lucido durante meses. Pero la esposa del príncipe Guillermo ha batido todos los récords: llegó bien temprano al Hospital St. Mary's de Londres, a las 9.34 horas (8.34 hora local) dio a luz a la niña y, ese mismo día, en torno las seis de la tarde (hora peninsular), abandonó espléndida el centro hospitalario con la pequeña en brazos. Ahí no queda la cosa. Catalina posó para los muchos que aguardaban en el exterior y lució estupenda: melena suelta y bien peinada, sonrisa de oreja a oreja, buen tono de piel y un vestido muy mono que dejaba a la vista sus piernas, estilizadas, sin rastros de los hinchazones habituales de las parturientas.

El paso por el hospital de la joven (33 años) ha sido visto y no visto, como si de una revisión rutinaria o una visita al dentista se tratase. Catalina de Cambridge se ha convertido -queriéndolo o no- en una de las principales defensoras de la tendencia que cada vez se extiende más y que es, ni más ni menos, que el mejor hospital está en casa.

Después de un parto natural y sin complicaciones (según informaron en palacio), en el que alumbró a un bebé de cerca de 4 kilos (3,7 kg exactamente), parece ser que la duquesa no tenía necesidad de quedarse en la habitación de la exclusiva ala Lindo del St. Mary's Hospital. Y ni corta ni perezosa recogió la canastilla, tomó a su hija en brazos y tras una fugaz visita de su primogénito -el pequeño Jorge- se fue para casa.

En su mansión de verano de Norfolk, "Anmer Hall", descansa ahora la feliz familia, tras haber visitado ayer a la reina Isabel II. A buen seguro que Catalina y Guillermo se toman con humor las especulaciones que se hacen en torno al parto exprés: unos dicen que el bebé lucía un aspecto de haber nacido ya hacía al menos un par de días; otros, que Catalina y Guillermo han recurrido a un vientre de alquiler y que, por tanto, la duquesa ha simulado su embarazo con una tripa artificial.

Especulaciones que Buckingham ha querido cortar por lo sano al desvelar ya el nombre de la niña: Carlota, porque está de moda; e Isabel y Diana, en honor a su bisabuela y abuela paterna . El nombre de su padre tardó una semana en conocerse; el de su abuelo paterno, un mes. Hasta en esto ha sido rápida Catalina.