A medida que la figura de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner pierde realce, en Argentina crece la fascinación por Juliana Awada, la bella esposa de Mauricio Macri, jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires y precandidato a ocupar la Casa Rosada. Awada, que anteriormente fue pareja de un conde belga, hace gala de un glamour europeo que adereza con ropa y complementos de grandes firmas de lujo, siempre con un punto elegante.

A Juliana le apasionan los bolsos de Hermès y las bailarinas bicolor de Chanel, pero no es ninguna mujer florero. Figura como jefa de diseño de Awada, la empresa textil familiar, considerada todo un imperio en el país del Cono Sur.

Mauricio Macri, expresidente de Boca Juniors, conoció a su tercera y actual esposa en una comida benéfica. El político, con cierta fama de playboy, quedó impactado por "la negrita", como la llama el dirigente, a la que siguió viendo en el gimnasio al que ambos acudían.

La mujer de Macri aspira a ser primera dama y asegura que si le toca esa responsabilidad desempeñará su papel con orgullo y humildad. Muy humildes no son precisamente los grandes relojes Rolex que suele llevar en la muñeca, ni los vestidos de 2.000 dólares que luce en galas y eventos de todo tipo. Con sólo 23 años. Juliana vivió un fugaz matrimonio. Después convivió varios años con el millonario conde belga Bruno Barbier. Es el padre de Valentina, su primera hija, y tiene una fortuna estimada en 400 millones de euros, según el diario "Clarín". Macri y Awada tienen otra hija, Antonia, que sería la primera niña pequeña en llegar a la residencia presidencial de Olivos en muchos años.

De las tres mujeres con las que se casó el dirigente, Juliana es, sin duda, la que ha desarrollado un alto perfil público. Casados desde 2010, Awada misma ha llegado a declarar que si su marido es nombrado presidente de Argentina, se mudarán a Olivos.

"Lo veo acompañándolo en todo y no me veo. No sé lo que va a pasar en un futuro porque, te vuelvo a repetir, trato de vivir mi vida el día a día, sin adelantarme a lo que me va a pasar en un futuro", aseguró hace unos días en el debut de Marcelo Tinelli en "Showmatch", un programa televisivo. Añadió que "si eligen a Mauricio presidente, yo lo voy a acompañar y voy a ocupar el rol que me toque, de la mejor manera posible, con mucha responsabilidad y con mucha humildad".

Karina Rabolini y Malena Galmarini son las esposas de los otros dos candidatos en liza. Ninguna despierta tantas pasiones como Juliana, en la que muchos ven una especie de reencarnación de Máxima Zorreguieta, la gloria nacional coronada como reina de los Países Bajos.

Rabolini acudió al mismo programa con un clásico LBD (Little Black Dress o vestidito negro), pelo recogido y zapatos, de Jimmy Choo. Juliana Awada, también se decantó por el negro, aunque en un estilo algo más agresivo, muy corto, con pedrería y estampado damero de la firma italiana Marco de Vincenzo y un semirrecogido. Malena Galmarino, la más discreta de las tres, se mantuvo fiel a su costumbre de llevar marcas argentinas.

"He caído en la telaraña del pulpito Awada. Estoy hechizado por esta mujer. Me hace bien y estoy entregado", dijo Mauricio Macri en una entrevista concedida en 2010 para la revista "Gente", con motivo del anuncio de la boda. La ceremonia civil se realizó en Buenos Aires y la celebración tuvo lugar en Tandil, ciudad natal del jefe del Gobierno. El enlace fue uno de los más comentados dentro del mundo político en Argentina. Juliana, sin joyas y con un maquillaje discreto, estaba resplandeciente con un conjunto de dos piezas compuesto por un top de crochet y una larga falda de encaje, ambos en color beige y crema, con aires del año 1900, de la diseñadora Yanina Solnicki.

Para Mauricio fue su tercer casamiento. El primero tuvo como protagonista a Ivonne Bordeu, la madre de sus hijos mayores. Luego se desposó con Isabel Menditeguy.

Aunque en la pareja hay una brecha de edad importante, la dueña de la firma de ropa Awada asegura que no se nota, ya que su marido tiene mucha vitalidad y energía. De momento, ambos forman el tándem perfecto para llegar al poder, una posibilidad cada vez más cercana, a tenor de la alta popularidad que las encuestas dan a Macri.