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El hombre que echa de menos las veladas taurinas y el baile del casino

Mariano Rajoy tampoco acudirá este año a las corridas de toros de la plaza de Pontevedra ni asistirá al baile del Casino. Dos costumbres a las que ha renunciado desde que accedió a la Presidencia del Gobierno. A la pregunta de si no echa de menos las veladas taurinas en la ciudad del Lérez, Rajoy responde que "sí, pero ahora es complicado". Posiblemente tampoco se le vea de paseo por Silgar, en Sanxenxo, que este mes está atestado de gente.

Desde que el político pontevedrés accedió a la Moncloa es más fácil verle en ambientes recogidos, con sus amigos más próximos o viejos conocidos, y en lugares con poca gente, como la aldea de Armenteira y el bar O Comercio, o en la playa fluvial de Pago Negro, del río Umia, también en el término municipal de Meis, en la que el jefe del Ejecutivo central estuvo bañándose el pasado festivo del apóstol Santiago.

Tampoco suele faltar a sus citas con viejos amigos, como lo son varios compañeros con los que estudió la carrera de Derecho en Santiago, y con los que cenó anoche en el restaurante Bóveda, de Carril (Vilagarcía). Después tenía previsto terminar la noche tomando algo en Sanxenxo.

A Rajoy le gusta mucho leer en sus vacaciones. Y Cataluña, como protagonista o como escenario, también parece interesarle en gran medida. Si en 2013, la primera vez que veraneó en Ribadumia, su libro de cabecera fue "Victus", una novela de Albert Sánchez Piñol ambientada en la Guerra de Sucesión y el sitio de Barcelona, estos días está leyendo otra obra ambientada en la Cataluña actual y en la que sus protagonistas reflexionan en algún momento sobre las complejas y a veces problemáticas relaciones políticas y de identidad entre Cataluña y el resto de España. Esta obra es el premio "Planeta" "La marca del meridiano", de Lorenzo Silva.

Ya por la noche, el presidente acudió con su mujer, Elvira Fernández, y unos amigos, entre ellos el eurodiputado pontevedrés Alejandro Millán Mon, a cenar al restaurante Casa Bóveda en Carril. Antes de entrar al local, Mariano Rajoy atendió la petición de unos clientes de la terraza y se dejó fotografiar con ellos.

Antes de viajar a su Galicia natal, Rajoy pasó su primera semana de descanso estival en Doñana. "Doñana es una playa muy larga y muy bonita, sí, pero esto (por la Ruta da Pedra e da Auga) es un camino de bosque que va al borde de un río y con una última parte que se hace bastante dura, pero que es igualmente muy bonita". También puede influir en esa apreciación que "soy de aquí", como añadió posteriormente, ya sentado en la terraza del bar.

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