La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Veraneo de reyes en Europa

Felipe y Letizia son fieles a Mallorca, Isabel II a Balmoral y Máxima y Guillermo prefieren el Peloponeso

Veraneo de reyes en Europa

Las monarquías oficializan el veraneo y en esa cuestión caben pocas innovaciones. Felipe VI y Letizia siguen la estela de sus predecesores, Juan Carlos y Sofía, y siguen apostando por Palma de Mallorca como su destino vacacional.

Ayer, la Reina acudió al Real Club Náutico de Palma junto a sus hijas, la Princesa de Asturias y la Infanta Sofía, para acompañar al Monarca en el último día de competición de la 34º Copa del Rey Mapfre de Vela. Las tres subieron a bordo de la embarcación "Aifos" y protagonizaron escenas muy entrañables, en las que quedó más que demostrada la complicidad de la pareja, entre ellos y con sus hijas.

Todo después de una semana en la que la prensa ha podido acceder más que nunca al interior del Palacio de Marivent, residencia estival de los Monarcas en Palma. Pero a pesar del aparente lujo, este palacio es el más recatado de las mansiones y castillos en los que descansan los "royal" de Europa en verano.

Aunque una parte de los planes de las familias reales suele ser secreta, siempre reservan unos días para pasar por sus casas de veraneo oficiales, en las que realizan el tradicional posado y las recepciones, como las que esta semana dieron los Reyes.

El Palacio de Marivent pertenece al gobierno balear y se ubica en 33.000 metros cuadrados, en los cuales se encuentra también Son Vent, donde se alojaban Felipe y Letizia desde que se casaron hasta el año pasado. Fue construido en 1925 por el pintor y mecenas de origen griego Juan Saridakis, y cedido a la ciudad en 1965 por su viuda, Anunciación Marconi.

Balmoral, situado en Escocia, va siempre unido a Isabel II de Inglaterra, que lleva grabado en su ADN los paisajes y ríos que atraviesan la finca en la que ha pasado todos los veranos de su vida.

Margarita de Dinamarca no concibe unas vacaciones sin pasar por Marselisborg, una propiedad de 130.000 metros cuadrados que forma un parque de estilo inglés, con lagos, bosques, piscina, jardín de rosas, esculturas y colinas. El palacio de Grasten se ha convertido en el preferido de los herederos, Federico y Mary.

Felipe y Matilde de Bélgica se trasladan de Bruselas al castillo de Ciergnon, en Houyet, en el bosque de las Ardenas, lugar que, desde 2008, alternan con la isla francesa de Yeu. El castillo data de Leopoldo II, que ascendió al trono en 1865 y se lo encargó al arquitecto Alphonse Balat. También fue el lugar elegido para presentar ante la prensa a la reina Fabiola de Mora y Aragón, tras comprometerse con el Rey Balduino.

Carlos Gustavo y Silvia de Suecia tienen una casa en la Costa Azul, pero no perdonan la visita a Solliden, en la isla báltica de Oland, propiedad privada del rey, construida por su bisabuela, la reina Victoria, inspirado en el palacio de Capri donde pasaba los inviernos. Un buen día para acercarse a Solliden es el 14 de julio, cuando la princesa Victoria, heredera del trono, celebra su cumpleaños y posa en el jardín.

Harald y Sonia de Noruega pasan varias semanas en la Granja Real de Bygdoy, uno de los escenarios reales de Noruega desde 1305. El edificio actual se acabó en 1739 y empezó a ser utilizado como residencia de verano en 1905 por Haakon VII y su esposa, la reina Maud. Fue ella, apasionada por la jardinería, la que desarrolló el jardín barroco de estilo inglés que data de 1837. En la misma zona se encuentra el palacio de Oscarshall, una de las residencias favoritas de la princesa Mette-Marit y de su esposo Haakon Magnus.

Guillermo y Máxima de Holanda han roto con la tradición y se han comprado una villa en Kranidi, en el Peloponeso. Los reyes de los Países Bajos adquirieron la casa en 2012, cuando conocieron la localidad tras acudir a la boda del Príncipe Nicolás de Grecia y Tatiana Blatnik. Algunos de sus vecinos son el presidente ruso Vladimir Putin y el actor británico Sean Connery. La propiedad costó 4,5 millones de euros, y se adquirió cuando la crisis económica golpeaba más duramente a los holandeses. Además, añadieron un puerto privado que desató la polémica, por ser algo muy difícil de conseguir debido a la ley de costas del país heleno.

Compartir el artículo

stats