Lina Morgan quiso irse en la intimidad más absoluta, ni siquiera deseaba que su capilla ardiente se instalara en el teatro La Latina, su casa, pero esa voluntad fue contravenida por su amigo el productor Jesús Cimarro, quien tiene claro que el gran homenaje que el público le rindió el jueves "le habría encantado" a la actriz.

"Mucha gente está contando cosas que no son. Ella fue una mujer muy discreta y muy celosa de su intimidad, y tenía todo el derecho. Dejó claro que no quería que nadie la viera, y tampoco deseaba que se le hiciera ningún homenaje en La Latina". "Pero en eso es en lo único en lo que se la contravino, porque yo no podía consentirlo, el teatro fue su casa. Estuvo más de 30 años y hasta que enfermó venía a su palco en los estrenos. Conservaba su despacho". Para Cimarro, "si la actriz hubiera visto lo que pasó ayer, las colas, la gente en el teatro, todo, la hubiera emocionado".

El productor Jesús Cimarro afirmó que se está mintiendo mucho; por ejemplo, "se dice en algún medio que se vetó a sus sobrinos en el velatorio y eso no es verdad. Su sobrino estuvo ayer en el escenario y dio su adiós a su tía, pero ella hace tiempo que dejó escrito que no quería saber nada de sus sobrinos". También se hizo eco de las voces que reclaman que se ponga el nombre de la actriz al teatro de La Latina y aseguró que fue Lina Morgan quien expresó claramente su deseo de que no fuera así. "Cuando le compramos el teatro me dijo que debía seguir llamándose La Latina y que si ella hubiera querido cambiarlo, lo hubiera hecho.

Tras la emotiva y multitudinaria despedida que le dio tanto su público como sus compañeros de profesión y políticos, Lina Morgan fue incinerada en la más absoluta intimidad. Y se desconoce el destino de sus cenizas.

La alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, y la presidenta de la Comunidad madrileña, Cristina Cifuentes, que estuvieron en la capilla ardiente, dijeron que la actriz recibiría el homenaje de la ciudad.