En un sector de competencia voraz, Teresa Helbig se defiende de las grandes firmas de lujo con la atención a los pequeños detalles y la innovación, una armadura con la que viste a sus modelos sobre la pasarela y que ha conseguido resistir el asalto contra las tendencias de usar y tirar.

"La moda es un mundo brutal", cuenta la diseñadora, en la que reivindica la necesidad de "mantener" sus valores de aprendizaje constante y artesanía, para mantener a flote su pequeño "taller-laboratorio" de Barcelona, en el que cada vestido puede tardar una semana en ver la luz. Construir nuevos tejidos, fabricar el vestuario de la nueva obra del Ballet Nacional o los uniformes del Colegio Británico; cada día hay algo nuevo. La diseñadora tiene su residencia encima del taller y se ha criado entre agujas.

Los clientes llegan de todo el mundo, Hollywood incluido, como demuestra el conjunto de Helbig que lució Halle Berry en los ESPY Awards, en julio.