Fueron muchos los aplausos que cosecharon anoche en el teatro Palacio Valdés los actores Lola Herrera y Juanjo Artero, los protagonistas de la comedia ácida "La velocidad del otoño", del escocés Eric Coble, cuya carrera comercial echó a andar en Avilés y que le llevará -a no mucho tardar- a recorrer las cuatro esquinas del país. Todo gracias a una productora de campanillas -Pentación- y una directora -Magüi Mira- que todo lo que toca, últimamente, lo convierte en oro.

La función de anoche fue el primer estreno nacional de cuantos están programados en este ciclo de las "Jornadas de Agosto" en Avilés, el más señero del año, el hilo destinado a tejer una temporada posterior que se desarrolla en Madrid, Barcelona y en el resto de las plazas fuertes del teatro en España. Lo que se prueba en Avilés cosecha éxitos cuando traspasa El Negrón. El día de la presentación, la directora de la función explicó: "Estamos en capilla y hace tiempo que el Palacio Valdés se ha convertido en la capilla del mejor teatro".

La comedia que se representó anoche comienza con la llegada de Cris (Juanjo Artero) a casa de su madre (Lola Herrera). Hace tiempo que no se ven y tienen mucho que decirse. El dramaturgo Eric Coble plantea la función como una larga conversación que comienza con el futuro de la madre sobre un sofá de color rojo, el resumen de una vida larga y plena que pretende dar fin la propia dueña de su porvenir. "Lo que nos sucede es que no sabemos qué hacer con los mayores. Antes te hacías viejo a partir de los 60, pero eso se ha acabado. Ha empezado una nueva edad que merece más atención de la que se está dando", subrayó la propia Herrera al explicar las razones que la llevaron a iniciar la carrera de "La velocidad del otoño".