De las muchas cosas que dice saber Francisco Paesa (Madrid, 1936), una es el color de las bragas de la reina Isabel II de Inglaterra. "Le invitaron un fin de semana a Balmoral y estaba la ropa tendida en el jardín", le contó el pasado 24 de agosto en París al periodista madrileño David López, quien acaba de publicar en "Vanity Fair" una entrevista en exclusiva con el que pasa por ser un "célebre espía de los servicios secretos españoles" (así le describe, por ejemplo, la Wikipedia).

Algo así, salvando las distancias, como el famoso James Bond de Ian Fleming, pero adaptado a la casuística e imaginario españoles de los años 90. Aunque no consta que 007, "el agente al servicio de Su Majestad", haya llegado alguna vez a ver la ropa interior de ésta.

Francisco Paesa, "Paco", está de vuelta, por si alguien no se había dado cuenta, cuando se cumplen más de 20 años de su "operación" más célebre: la supuesta doble estafa al Estado español -siendo Juan Alberto Belloch ministro del Interior- y a uno de los delincuentes más buscados de los 90, el corrupto director de la Guardia Civil y no menos célebre Luis Roldán. Eso sí, no tienen ninguna cuenta pendiente con la justicia en España.

Lo que ha quedado para la historia es que Paesa engañó tanto al primero como al segundo y se quedó con el dinero que España le dio para detenerlo y con los millones que Roldán había robado (en comisiones y de los famosos fondos reservados), con los que pretendía empezar una nueva vida lejos de la madre patria.

Todo fue en 1994, cuando pintaban bastos para un PSOE que moría de éxito tras más de una década en el poder y en torno al cual crecían los corruptos como setas, amén de numerosos escándalos. Al de Roldán había que ponerle fin como fuera, porque la historia se desmadraba. Y un desesperado Belloch se echó en manos de Paesa para servir en bandeja a los atónitos ciudadanos al exdirector de la Guardia Civil fugado, alias "Pelopincho".

Ésta es una de las muchas versiones que hay de una historia que asalta de nuevo a los españoles veintidós años después. Cuenta David López que la entrevista con Paesa es una vieja promesa que éste le hizo tiempo atrás. Pero ha coincidido en el tiempo con la promoción de la película "El hombre de las mil caras", dirigida por Alberto Rodríguez y basada en el libro del mismo título del periodista Manuel Cerdán. Éste dio buena cuenta en los 90, junto a Antonio Rubio, de las andanzas del espía y de Roldán. Rubio fue el encargado, incluso, de resucitar al muerto. Tal cual, porque entre las muchas fechorías que se le atribuyen a Paesa está la de simular su muerte: el 2 de julio de 1998 aparecía su esquela en "El País", y el 15 de noviembre de 2004 "El Mundo" publicaba en portada una foto suya en el sur de Francia bajo el título "El muerto está vivo".

Le dieron por muerto, cuenta a David López, en una misión en Tailandia y su familia en España obró en consecuencia al publicar la esquela y ofrecer durante todo un mes misas gregorianas en su memoria: "A mí me la sopla, pero a mi hermana sí le gustan". Su versión del "caso Roldán", la que da a "Vanity Fair", difiere bastante de la más extendida. Pero coincide en una cosa: a día de hoy, nadie acaba de decir dónde están los millones.

Para todo lo demás tiene explicación el exagente, que a sus 80 años dice seguir en activo con varias operaciones entre manos, de ahí que deje fotografiarse por Sofía Moro con el rostro medio oculto y siempre con gafas. Conserva el porte elegante, ése que le sirvió para ser considerado también un "bon vivant" y un casanova, capaz de encandilar a las mujeres más guapas del momento. En los 70 llegó a enamorar a la mismísima Dewi Sukarno, la viuda del dictador indonesio.

Si ha visto o verá "El hombre de las mil caras" -en los cines a partir del próximo viernes- no se sabe, aunque parece que no le gusta mucho el enfoque. Eduard Fernández es el encargado de interpretar a Paesa, acompañado por José Coronado, Marta Etura, Carlos Santos y Alba Galocha. De momento, guste o no a su inspirador, la película ha cosechado muy buenas críticas en su presentación, el pasado viernes, en el Festival de Cine de San Sebastián.