La capilla ardiente del dramaturgo italiano y premio Nobel de Literatura Dario Fo, que murió el jueves, a los 90 años, quedó instalada ayer en el escenario del Piccolo Teatro Strehler en Milán (Norte).

El primero en llegar a la capilla ardiente para saludar a Jacopo Fo, el único hijo del dramaturgo y de Franca Rame, su esposa y inseparable compañera profesional, fue el alcalde de Milán, Giuseppe Sala. El ataúd fue situado junto a un caballete con una foto del escritor, actor y poliédrico artista e intelectual que sonríe con una brocha en su mano.