El Gobierno de Austria anunció ayer que derribará la casa natal del antiguo dictador nazi Adolf Hitler (1889-1945) en la localidad de Braunau am Inn. El ministro del Interior austríaco, Wolfgang Sobotka, informó de que "la casa de Hitler será tirada abajo. El sótano puede quedar, pero encima se construirá un edificio nuevo". "Después, la casa será entregada al municipio (de Braunau) para fines caritativos o fines oficiales", agregó el ministro, quien cumple así con la recomendación de una comisión de trece expertos que estudió durante meses qué hacer con este edificio. En un comunicado, Sobotka precisó poco después que "comparte la opinión de la comisión según la cual sería razonable una profunda reforma arquitectónica" de la casa. De esta forma, agregó el ministro conservador, se impide de forma permanente que el edificio adquiera una "fuerza simbólica". Según Sobotka, esta misma semana se iniciarán los trámites parlamentarios para darle al derrumbe un marco legal.

Durante años, la casa había sido alquilada a la propietaria por el Estado austríaco y el municipio de Braunau para evitar que se convirtiera en un santuario neonazi.

En julio pasado, el Gobierno austríaco aprobó una ley para expropiar la casa natal del dictador nazi, un edificio que está bajo protección por tener cimientos del siglo XVII.

Hitler nació y vivió sus primeros tres años de vida en Braunau am Inn, una localidad situada junto a la frontera con Alemania. La expropiación puso fin a una larga batalla jurídica con la propietaria, que se había negado a vender el inmueble al Estado.

Algunos expertos han criticado que con un posible derribo Austria pierde la posibilidad de conmemorar su propio pasado nazi.