Marisa Valle Roso despuntó de muy joven en los concursos de tonada, entre ellos el "Ciudad de Oviedo" que organizan el Ayuntamiento y LA NUEVA ESPAÑA. No se paró ahí y fue evolucionando en su carrera, buscando otros caminos musicales, fusiones que han ampliado su mercado y agrandado su nombre en la escena. Ya ha estado al lado de Víctor Manuel cantando en varios conciertos de la gira "50 años no es nada", y ahora pondrá punto y final a otra experiencia apasionante, su gira "Suena la mina", que clausurará el 14 de enero en el teatro de la Laboral de Gijón con "varios invitados, entre ellos el Coro Minero de Turón, "Nuberu" y Víctor Manuel, "que confirmó su intención de estar salvo que algún compromiso de su gira se lo impida". Las entradas se ponen a la venta el próximo jueves, 3 de noviembre (se pueden adquirir en www.marisavalleroso.com). Este fin de gira, que será todo un espectáculo, con canciones muy emotivas, coincidirá prácticamente con la publicación de su nuevo disco, en el que también intervienen ilustres de la escena como el propio Víctor Manuel y Rozalén.

-Fin de gira, ¿balance positivo?, ¿satisfecha?

-Fue una gira que surgió sobre la marcha, en un punto intermedio de mi carrera mientras preparaba otras cosas. Me propusieron hacer un concierto en las Jornadas del turismo minero en el Pozo Sotón. Surgió hacer un espectáculo relacionado con la minería, con canciones no sólo regionales sino también internacionales. Luego, seguí en el festival "Arco Atlántico" de Gijón y en Galicia. Y posteriormente tuve la gran suerte de ir al Festival Internacional del Cante de las Minas de La Unión, en Murcia.

-Ahí hay mucha grandeza vocal...

-Fue una experiencia impresionante por el hecho de poder estar donde cantaron los grandes del flamenco. Y además, por estar allí con la música tradicional de aquí.

-Y casi a la par que la gran despedida de la gira en Gijón, disco nuevo.

-Tanto Pablo (Carrera) como yo llevábamos cuatro años buscando el mejor vestido musical para mí. Como no es fácil encontrase cómodo, probamos con diferentes culturas y arreglistas; pero fue complicado porque cuando surgía algo la gente con la que teníamos pensado trabajar no podía por distintos motivos.

-Pero sí fue un tiempo de orientación de su carrera.

-Compusimos algunas canciones; otras nos las hicieron amigos y grandes compositores. Y, por el camino, encontramos a dos productores experimentados.

-¿Qué productores?

-Son los que ahora mismo están trabajando conmigo, Sebastián Merlin y Charlie Bautista.

-Que ya son dos variantes más para la evolución musical.

-Sebastián está más especializado en las músicas del mundo; entre otros, es productor de Jorge Drexler, al que por cierto conocí en un concierto de Víctor Manuel en Madrid.

-¿Cómo fue el encuentro con ellos?

-Dimos con Merlin de casualidad en una conversación con el productor de Rozalén; estábamos hablando de proyectos y se le vino a la cabeza Sebastián. No imaginaba que productores de este nivel pudieran hacer algo para mí. Desde que hablé con él y le conté la idea se mostró receptivo. Luego él conectó con Charlie, que, entre otros, produjo a Russian Red. La idea es fusionar la música folclórica asturiana con el pop y el indie. Vinieron los dos a Asturias.

-¿A grabar aquí?

-Estuvieron varios días empapándose de nuestro folclore; y la parte tradicional del disco la grabaron en los estudios Tutu. Con David Varela, Pablo Carrera, Daniel de la Cuesta y las pandereteras de Fitoria.

-¿Todas las canciones son nuevas?

-No. Composiciones propias son la mitad. Algunas están escritas por Pablo y por mí. Hay otras de autores como Alfredo González; una de Víctor Manuel, que compuso para mí especialmente, y de Paco Cifuentes. Y hay versiones de Chavela Vargas, Violeta Parra... Son catorce canciones. Ahora ya estamos grabando en Madrid.

-¿O sea, el disco ya está en cartera?

-Estamos grabando música y empezaremos con las voces.

-¿Y en las voces tiene invitados?

-Víctor Manuel graba voces, y Rozalén estuvo muy receptiva. Los dos me aportaron mucho musical y personalmente.