El cineasta nipón Seijun Suzuki, padre del cine yakuza -sobre la mafia japonesa-, falleció a los 93 años en un hospital de Tokio a causa de una enfermedad pulmonar crónica. El cineasta, a quien el Festival Internacional de Cine de Gijón dedicó un ciclo en 2001, tiene una filmografía enmarcada en la "serie B" que ha inspirado a directores como Quentin Tarantino, Jim Jarmusch o Takeshi Kitano. Entre sus obras más reconocidas se encuentran "Tokyo drifter" (1966), "Branded to kill" (1967) y "Zigeunerweisen" (1980), elegida como la mejor película japonesa de la década de los ochenta.

Suzuki dirigió más de medio centenar de películas desde mediados de la década de los cincuenta del siglo pasado. Después de combatir en la II Guerra Mundial, trabajó como ayudante de realización en Japón hasta 1956, cuando dirigió en solitario "Harbour Toast: Victory Is in Our Grasp".