El jazz triunfó sobre los elementos. Ni el inesperado frío ni la lluvia impidieron que el público disfrutase con intensidad del XVII Festival Internacional de Jazz de Bueño. Una muestra que celebró su edición más internacional con músicos de siete países diferentes y que año tras año se consolida como cita indispensable para los amantes del género.

El festival empezó con brío gracias al buen hacer de Adam Jarzmik y su grupo. Pese al tiempo desapacible, los polacos dejaron un buen sabor de boca con su jazz académico, pero también con su parte de improvisación; con un recorrido a su disco "Euphoria" y dejando espacio para que cada instrumentista pudiese brillar. Todos los músicos, con Jarzmik a la cabeza, mostraron muy buena disposición, marcando la trayectoria de un concierto que, pese a la escasez del público debido al día torcido, resolvieron con una sonrisa y su buen hacer escénico.

Tras ellos actuó el trío "Alegato Boogaloo". El grupo de origen asturiano pertenece a la rama del soul jazz con grandes influencias de la música afroamericana y latina de los años sesenta.

Mejor suerte tuvieron en la segunda y última jornada del festival, que daba comienzo con la Sesión Vermú & Jazz amenizada por los pinchadiscos asturianos Herminio Afonso y Luis Caverna. Familias enteras se acercaron a disfrutar de la música en las cuatro intensas horas de sesión, aprovechando la mejoría en las condiciones meteorológicas.

Tras caer la noche, los numerosos asistentes se dispusieron a disfrutar de la doble velada que pondría el broche de oro al festival. La baterista surcoreana Sun-Mi Hong protagonizaba la primera sesión, escoltada por grandes músicos como el contrabajista Brodie Jarvie o el pianista Young-Woo Lee. Un concierto en el que el público pudo descubrir las originales composiciones de la baterista, que reflejan una rica mezcla cultural.

A cierre de esta edición aún no había comenzado la sesión del batería cubano Michael Olivera, que clausuraba el festival.