"La maldición del Quijote es una estupidez". Quien así habla es nada menos que Terry Gilliam, el cineasta británico que, tras veintiocho años y varios proyectos fallidos, ha conseguido al fin terminar su versión de Don Quijote. Un filme que, según avanza el cineasta británico, será un canto a la fantasía con guiños a la actualidad.

Adam Driver y Jonathan Pryce serán quienes finalmente pasarán a la historia como trasuntos de Sancho Panza y Don Quijote en esta adaptación libre y contemporánea de la novela de Cervantes, junto a Olga Kurylenko, Stellan Skarsgard y actores españoles como Jordi Mollá, Sergi López, Óscar Jaenada y Rossy de Palma.

El guión, en esencia, sigue siendo el mismo: Toby (Driver), un ejecutivo publicitario, regresa al pueblo donde rodó un corto diez años antes y se reencuentra con Javier (Pryce), un zapatero que desde entonces vive pensando que es el auténtico Don Quijote y le confunde a él con Sancho Panza. El espectador encontrará también referencias a la actualidad más reciente. "Hay algo sobre terrorismo y el mundo musulmán", apunta Gilliam.