Que la moda es mucho más que llevar ropa encima para abrigarse o para tapar las partes del cuerpo que no queremos que sean vistas, es una afirmación que cada vez cuenta con más adeptos. Y los diseñadores españoles se mantienen en su empeño de convencer a los que todavía dudan de que la moda es un mensaje, una parte más de la cultura que pide a gritos que le den su turno de palabra. Y el mejor ejemplo llegó ayer a la Mercedes-Benz Fashion Week de Madrid, ex Cibeles, de la mano de la creadora Ana Locking. La madrileña subió a la pasarela "Preachers and Believers" (predicadores y creyentes), su propuesta para el verano de 2018. Con una cabeza gigante de Donald Trump presidiendo el desfile, elaborada por unos maestros falleros valencianos, la modista repasó la situación política actual en 45 looks. "Los predicadores actuales son los políticos, van uniformados y lanzan el mensaje que queremos oír. Y los creyentes somos los votantes. Vamos a las urnas casi como por un acto de fe", aseguró la diseñadora. Sus predicadores visten trajes de sastrería clásica en azul medianoche, camisería blanca deconstruida y de largo asimétrico, y chalecos tipo mitra sacerdotal o de neopreno en los que destacan unas cazuelas a la altura del pecho para reivindicar el empoderamiento femenino. "Los creyentes, como los votantes de un partido, son muy variados. Con diferentes situaciones económicas, sociales, personales y laborales", afirma. Por eso, en su colección hay un contraste muy fuerte, desde vestidos campestres tipo "Casa de la Pradera", a otros de corte señorial elaborados con guipur de la mejor calidad o sensuales plagados de lentejuelas; y pantalones con bombers de lo más urbanitas. Un mitin político que siguieron en directo asturianos como el bloguero Pelayo Díaz o la actriz Manuela Vellés.

Y de la crispación política, a la evasión a la que invita el viaje. El diseñador argentino Roberto Torretta, asturiano de adopción, recogió ayer en la pasarela lo mejor de su "savoir faire" ante la atenta mirada de su hijo, Carlos Torretta, y su novia Marta Ortega, heredera del grupo Inditex. El modisto es uno de los que ayer confirmó que los tejidos metalizados pisarán fuerte la próxima temporada. Lo hacen en siluetas ajustadas de largo a media pierna y convirtiéndose en pequeños puntos de luz en los vestidos más despegados del cuerpo. No faltaron sus clásicos looks masculinos y la piel, que mostró su mejor versión situándose encima de tejidos ligeros para crear un contraste que huele a acierto seguro. Y de la mujer más urbana a la más onírica, de la mano de los hermanos Iñaki y Aitor Muñoz, los nombres que están detrás de la firma Ailanto. Con la obra pictórica de la norteamericana Jessie Arms como punto de partida, una pintora reconocida por sus minuciosos estudios sobre las aves exóticas, los diseñadores recogen su legado para reconstruir en sus prendas sus propios paisajes. Vestidos muy fluidos que centran la atención en la espalda y con tejidos que cuelgan simulando las colas de estos animales; se combinan con caftanes y abrigos tipo batín. La superposición de tejidos para recrear ese collage paisajístico se completa con tocados y colgantes de plumas que no pasan desapercibidos.

Por primera vez, la firma de hombre García Madrid se subió ayer a la pasarela madrileña con sus trajes de sastrería renovados, que cuentan con decenas de adeptos entre las "celebrities" masculinas. Menchén Tomás confirmó que el rojo, el color de este otoño, también será el del próximo verano. Y que las camisas masculinas son el nuevo vestido negro. Malne, o lo que es lo mismo, Juanjo Mánez y Paloma Álvarez, bajaron el telón de la segunda jornada de la pasarela con "El renacimiento de Venus". Una colección que es una pura alegoría sobre lo femenino, cargada de referencias a la antigua Roma y a las venus itálicas para reivindicar una mujer libre, fuerte y alejada de estereotipos.